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CIENCIA Y TECNOLOGíA

¿Cómo han afectado las supernovas la vida en la Tierra?

El trabajo de investigadores se inclina a señalar que desde hace miles de años las supernovas han estado en contacto con nosotros.

Tras años de investigación en el campo de los fenómenos astronómicos y el comportamiento de los cuerpos celestes con nuestro planeta, Adrian L. Melott, profesor del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Kansas, explica cómo afectan las supernovas la vida en la Tierra.

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A través de un artículo para Astronomy, una revista especializada en el campo de su mismo nombre, Melott publicó un extenso artículo en el que nos explica cómo los cuerpos celestes y acontecimientos especiales han influenciado la vida en nuestro planeta desde hace miles de millones de años.

“Los científicos saben que debe haber habido eventos de radiación, solo en función de las probabilidades. A partir de observaciones astronómicas, podemos inferir la tasa promedio de supernovas, explosiones de rayos gamma y explosiones solares. A partir de esta tasa, podemos inferir la probabilidad de que tal evento sea lo suficientemente cercano y poderoso como para afectar la vida en la Tierra”

Menciona el doctor Melott a la par que explica que las supernovas -explosiones de estrellas que suceden a más de 30 años de luz de distancia del planeta- “inducirían una extinción masiva de la radiación que destruye la capa de ozono, permitiendo que mucha radiación ultravioleta dañe la vida en la superficie”, algo que probablemente haya sucedido en el pasado sin que nos diéramos cuenta.

” Aunque existe mucha incertidumbre acerca de cuántas supernovas han ocurrido (…) la última claramente ocurrió hace aproximadamente 2.5 millones de años, a una distancia de 150 a 300 años luz” apuntó el investigador.

¿Qué pasaría si una supernova nos alcanza?

De acuerdo a Melott, otros investigadores han afirmado que si una supernova tuviera lugar lo suficientemente cerca de nosotros (a menos de 30 años luz), algunos residuos radiactivos podrían dañarnos y afectarían a los sedimentos oceánicos.

Las supernovas y sus luces intermitentes

“Primero, observamos los efectos de la luz azul generada por la supernova. Suena tonto, pero el insomnio sería un peligro si el evento fuera visible en el lado nocturno de la Tierra”

Aclara el doctor Melott sobre el comportamiento de las supernova, y más tarde explica que estas longitudes de luz son aún peor cuando nos encontramos dormidos, pues su intensidad resulta muy alta.

El daño que dejaría en los ojos o en los de los animales se sumaría a otro problema más grave; el ocasionado al ozono de la atmósfera, el cual filtraría la llegada de luz ultravioleta a la superficie terrestre.

A lo largo de los años, según lo menciona Melott, el enlace químico producido aquí ha provocado una escasez de nitrógeno, pues en un efecto secundario la radiación rompe el gas en la capa atmosférica.

“El ozono en la estratosfera bloquea la parte del espectro ultravioleta llamado UVB, cuyas longitudes de onda están entre 380 y 420 nanómetros. UVB puede causar ardor severo de la piel. Se absorbe por las proteínas y, lo más importante, por el ADN: la explosión localizada de energía rompe los enlaces químicos y puede provocar cáncer y mutación”, detalló Melott.

Hasta el momento el comportamiento de las supernovas no ha parecido alterar en gran medida nuestra vida en el planeta, sin embargo por componentes como los rayos cósmicos (protones o núcleos atómicos que se han acelerado a altas energías) “obtenemos mucha energía, más de un kilovatio por metro cuadrado en la parte superior de nuestra atmósfera, como la luz solar”.

“Nuestra atmósfera nos protege de los rayos cósmicos incluso más que el campo magnético de la Tierra. El campo magnético tiende a desviar los rayos cósmicos hacia los polos, pero la atmósfera absorbe gran parte de su energía. Un rayo cósmico típico tiene su primera colisión en lo alto de la atmósfera y sufre muchos más en el camino hacia abajo. En comparación, la primera colisión en la delgada atmósfera de Marte ocurre cerca del nivel del suelo, haciendo que la carga de radiación allí sea casi la misma que en el espacio”.

Con el paso del tiempo es probable que el comportamiento de estos rayos y las supernova cambie, por lo  que es importante tener en consideración los propios cambios de la Tierra, pues si esta no logra funcionar en un estado  natural y óptimo, tal como lo señala Melott, supondrá un reto para las nuevas generaciones la estabilidad de nuestra existencia con la del cosmos.