Las selfies se han convertido en algo rutinario para las personas. Ya sea en una reunión con amigos, vacaciones o en tu cuarto estando aburrido, seguro te has tomado este tipo de fotografías, pero… ¿qué pensarías si te dijeran que además de poder presumirlas en redes sociales, estas también te ayudarían a detectar una enfermedad cardíaca? Pues es cierto.
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De acuerdo a una investigación realizada por especialistas chinos y publicada en la revista European Heart Journal, analizando cuatro fotografías (selfies) a través de un algoritmo informático de aprendizaje, es posible detectar una enfermedad de las arterias coronarias.
El programa o algoritmo tiene el apoyo de inteligencia artificial, mismo que, mediante el análisis de los rasgos faciales de un paciente, puede obtener los resultados buscados.
“Hasta donde sabemos, este es el primer trabajo que demuestra que la inteligencia artificial puede utilizarse para analizar rostros y detectar enfermedades cardíacas. Podría utilizarse para evaluar el riesgo de enfermedades cardíacas, ya sea en clínicas o por medio de pacientes que se tomen selfies para realizar su propio examen”, explica Zhe Zheng, especialista que dirigió la investigación.
Los rasgos faciales, la clave
Dentro de los rasgos característicos asociados al riesgo de padecer enfermedades cardíacas se encuentran los siguientes:
- Adelgazamiento repentino
- Canas
- Arrugas
- Pliegues en los lóbulos de la oreja
- Xantelasmas
- Arcos corneales
De acuerdo a la investigación, después de la recopilación de datos de diferentes personas en China, el algoritmo funcionó y tuvo un 80% de acierto en la predicción de enfermedades cardíacas. Sin embargo, el experimento y sus resultados se deben considerar con cautela, pues se debe probar en grupos más grandes de personas y de otros orígenes.
“El uso de selfies como método de detección puede permitir una forma simple pero eficiente de filtrar a la población general hacia una evaluación clínica más completa. Ese enfoque también puede ser muy pertinente para las regiones del mundo que carecen de fondos suficientes y tienen programas de detección de enfermedades cardiovasculares deficientes”, señaló Charalambos Antoniades, profesor de la Universidad de Oxford.
