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HISTORIA

Ruinas en Jerusalén podrían comprobar la existencia del Rey David

Por años el reino bíblico del rey David, cerca del siglo 10 a. C. han sido un gran debate. La pregunta principal: ¿realmente existió? Un nuevo estudio arqueológico señala que ha encontrado evidencias en forma de ruinas que abundan en la creencia de que tal monarquía, que aglutinaba a varios reinos, efectivamente existió en ese período tan importante.

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Los arqueólogos Avraham Faust y Yair Sapi en la Universidad Bar Ilan en Israel, han publicado recientemente hallazgos de datación por radiocarbono en una zona de excavación en Tel ‘Eton, que impulsó la fecha del establecimiento del sitio entre los siglos XI y X a. C..

En su lugar, las estimaciones previas sobre una edificación conocida como la residencia del gobernador se construyeron varios siglos después, pero fueron destruidas a finales del siglo VIII por una invasión asiria.

La evidencia no sólo subiere que un israelí gobernaba en un pueblo de Judea en un período crucial, sino que sirve de recordatorio de los desafíos a los que los arqueólogos se enfrentan para ubicar, con precisión, sitios antiguos. 

De acuerdo con el relato bíblico, un joven pastor llamado David derrotó a un gigante filisteo para ganarse el respeto del Rey Saúl y así asumir el reinado al unir la tierra de Judá con el reino de Israel. A su muerte el reino fue heredado por Salomón y se destruyó una generación después.

Hasta el momento no existía un evidencia tan sólida que estableciera la existencia y acciones de estas figuras legendarias, pero al recopilar cuentas y pistas circunstanciales, es probable que David hubiera gobernado alrededor del siglo 10 a. C.. 

Sin embargo, señala la investigación, si efectivamente hubo una figura como la de David que hizo la guerra al rey que lo acogió, y que a esta guerra siguieron campañas militares que unieron a Israel y Judá, parece ser que no dejó un legado en forma de infraestructura. 

Es decir, que las pistas de este supuesto reino habían sido mínimas o nulas hasta este momento.

Tel ‘Eton, la zona del hallazgo, se encuentra aproximadamente a la mitad del camino entre Gaza y Jerusalén y representa uno de los mayores sitios arqueológicos de Judá. Sus estratos muestran varios signos de ocupación humana que datan de la Edad de Bronce temprana, es decir, hace unos 5 mil 500 y 4 mil 200 años.

Ahora bien, la cuestión de cuándo estas construcciones se establecieron por primera vez ha resultado tremendamente difícil de responder hasta ahora. Dada la arquitectura del lugar, su establecimiento indica algo de la cultura que se asentó en el sitio. Además, se ha dado por sentado que la ciudad estaba floreciendo justo antes de una invasión asiria, lo que lleva a suponer que la civilización apareció un siglo antes.

De esta forma, el equipo conformado por Faust y Sapir, tomó muestras del suelo y cimientos para extraer material orgánico potencial que podrían analizar incluyendo carbón y lo que fue un pozo de aceitunas encontrado en el sitio.

Con estos elementos y la identificación de las razones por las cuales podrían vincularse con la construcción de los cimientos, determinaron que la última piedra de la casa del gobernador habría sido colocada en el año 921 a. C., situando su construcción inicial entre finales del siglo XI y el siglo X antes de nuestra era. 

Los arqueólogos consideran que esta fecha está en línea con otros hallazgos relacionados con la construcción, como el depósito de la fundación de la ciudad en sí. No sólo eso: su diseño apunta directamente a un arquitecto israelita en lugar de uno judío, uno que no destruyó la ciudad sino que la integró.

De acuerdo con Faust y Sapir, la asociación con David no se basa en evidencia arqueológica directa, sino únicamente por motivos circunstanciales. La fuente de los cambios en Tel ‘Eton, es decir,  la construcción de la residencia parece estar en tierras altas, y dado que estos cambios tuvieron lugar en el momento en que David habría existido, es un vínculo plausible.

“Si alguien piensa que no hubo un rey con el nombre de David, deberíamos encontrar otro nombre para llamar al rey de las tierras altas en cuyo tiempo la región se incorporó al reino de Judá”, dicen los investigadores.

Más allá de las suposiciones, el estudio tiene amplias implicaciones para la arqueología pues los hallazgos indican que “las estructuras pueden existir durante siglos, pero los hallazgos reflejan su último período de uso”. La desventaja, explican, es que una serie de eventos destructivos seguidos de un largo periodo de paz, van a otorgar información amplia sobre el período de guerra, per muy poco sobre la era que lo precedió.

Aún, falta averiguar cómo era la vida y el nivel de civilización en la era en que David, o el gobernador de Judá, presidió el reino.

Con información de la Universidad Bar Ilan.