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HISTORIA

Esto había en el sarcófago que creían que era de Alejandro Magno

Esto había en el sarcófago que creían que era de Alejandro Magno y que hallaron en la ciudad de Alejandría, al norte de Egipto.

El misterioso sarcófago de granito negro hallado durante una excavación arqueológica prometía ser uno de los descubrimientos más importantes de la historia.

Los expertos en antigüedades egipcias se emocionaron al saber que el mortero que cubría el enorme pedazo de piedra de 265 centímetros de largo, 185 de alto y 165 centímetros de ancho, hallado debajo de un edificio moderno del barrio de Sidi Gaber, era garantía de que su interior permaneció intacto por más de dos milenios.

Debido a la hechura del sarcófago, el material con el que fue hecho y el busto de alabastro tallado que se encontró a pocos centímetros de este, se pensó que podría tratarse de la tumba perdida del conquistador macedonio Alejandro Magno.

Sin embargo, al abrir la reliquia arqueológica, el mundo se llevó una gran decepción.

Reuters

Tan pronto como se levantó la pesada tapa cinco centímetros, comenzó a percibirse una peste nauseabunda e insoportable que obligó a las autoridades arqueológicas a pedirle a todos que evacuaran la zona.

Una vez ventilado el sarcófago, se procedió a quitar la tapa y dentro, se halló inundado de un líquido rojo y mal oliente que al principio, se pensó que podría tratarse de veneno.

Un hombre tira el líquido rojo encontrado al interior del sarcófago que se creía era el de Alejandro Magno (Twitter).

Al poco tiempo, los expertos a cargo del hallazgo determinaron que aquel líquido no eran más que aguas residuales provenientes de una tubería rota de un edificio adyacente, que se habían colado al interior del sarcófago, arruinando su contenido.

Una vez drenada el agua, se encontraron tres osamentas momificadas gravemente dañadas por los desechos líquidos.

Reuters

No faltó mucho tiempo para que los expertos del Supremo Consejo de Antigüedades de Egipto, determinaran que no se trataba de la tumba perdida de Alejandro Magno, sino de una sepultura familiar de gente de cierta importancia, pero de ninguna manera relacionada a las familias reales del periodo ptolemaico o romano.

Las inscripciones al interior de la tumba así lo confirman y eso decepcionó a los arqueólogos que esperaban encontrar algo más.