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SALUD

Relatos de sexo más INTENSOS de Internet

Los relatos de sexo cada vez son más intensos en los blogs y redes sociales, pues son muchas las parejas que gustan de compartir sus placenteras experiencias con el objetivo de que varios sigan su ejemplo. Si bien, ya te habíamos compartido algunos escritos sumamente excitantes y placenteros, queremos que sigas dejando volar tu imaginación con algunos de los más intensos.

Así que, aquí te dejamos nuevos relatos de sexo intensos que seguramente provocarán sensaciones nuevas y que seguro querrás poner en práctica con tu pareja.

Relatos de sexo intensos

Ella iba saliendo de un bar en la esquina, yo la vi desde el otro extremo de la calle, pues estaba fumando un cigarro con mis amigos. Tardó algunos minutos ahí parada despidiéndose de sus amigas. Tomé valor y me acerqué a ella; me dijo que ya se iba. Le propuse acompañarla unas cuadras (su casa estaba cerca). Hicimos click de inmediato. Me tomó de la mano y me dio un sutil jalón, supe que era el momento de besarla y lo hice. Seguimos avanzando y al llegar a su casa me sorprendió la invitación a entrar. Entramos y no fue necesario llegar hasta su habitación. El sillón de su sala fue testigo de los besos, los rasguños en la espalda y los murmullos con todo elevado. Ella bajó mi pantalón y enseguida sentí su boca sobre mi miembro. Tomé su cabeza y deje que llevara el ritmo. Cuando decidió que era momento, se sentó encima de mí y comenzó a moverse desenfrenadamente. Todo parecía una locura. La tomé de la cintura y la ayudé a llevar el control del momento hasta que juntos alcanzamos el clímax.

-Roberto, 37 años.

Todo parecía indicar que sería una buena noche, pues había reunión de ex alumnos y sabía que iría quien en la universidad fue mi amor platónico. Me vestí sabiendo que era la oportunidad de robar por lo menos un beso. Llegué y ya estaba ahí, vestido completamente de negro. Lo saludé como si años atrás hubiéramos sido muy cercanos (lo que es falso) y comencé a lanzarle miradas profundas y atrevidas, las cuales captó de inmediato. Llegó el momento en el que se acercara a mi cuello y me susurrara “vámonos de aquí”. Salimos del lugar y subimos a su coche. Pensamos en ir a algún hotel cercano, pero nuestras ganas de comenzar a besarnos y a tocarnos eran tantas que a los cinco minutos ya estábamos teniendo sexo en la parte trasera de su auto. Terminamos cansados de tantos movimientos y entrega, pero sumamente complacidos.

Renata, 38 años.