Inicio  /  Historias
SALUD

Relatos de sexo anónimos que te dejarán sin palabras

Los relatos de sexo anónimos son muy populares en Internet, pues si bien muchos desean escribir sus experiencias sexuales más enloquecidas y placenteras, no siempre quieren que se sepa sobre su identidad, razón por la cual prefieren mantenerse ocultos en el anonimato.

Cabe decir que, al ser relatos de sexo anónimos, su nivel de intensidad es mucho mayor a la de otros, pues al saber que su identidad está oculta, comparten los detalles más excitantes y evidencian sus encuentros íntimos sin censura.

Relatos de sexo anónimos

Mis amigos y yo decidimos convocar a una fiesta de disfraces, la cual tendría un propósito: invitar a la mujer que nos gustaba. El ambiente sería perfecto para interactuar sin ninguna barrera. Por fin llegó mi invitada especial. Previo a esta reunión solo habíamos platicado en ciertas ocasiones, donde nos dimos cuenta que había una “chispa” entre nosotros. En cuanto llegó le ofrecí un trago y comenzamos a platicar. Ella vestía un disfraz de hada negra: tierna y maléfica a la vez. Yo era un leñador de bosque. Los tragos aumentaban y la temperatura entre nosotros también. Nos sentamos en un sillón y no resistí más, aproveché la capa de su disfraz que cubría una parte de su calzón e ingle y sigilosamente metí mis dedos a su zona íntima. Su reacción fue de aceptación inmediata. Le dije que disimulara y siguiéramos platicando como si nadie nos viera (lo cierto es que todo estaban alrededor de nosotros). Ella se comprometió y únicamente inhalaba y exhalaba rápidamente en un tono muy bajo cuando por fin alcanzó el clímax. Fui el más feliz de haberla hecho experimentar esta experiencia de placer.

-Anónimo

 Era mi profesor de maestría; tan solo cuatro años mayor que yo. Era más evidente que había una química entre nosotros así que, decidimos aguantar nuestras evidentes ganas y esperar al último día de clases para llevar a cabo nuestro encuentro pasional tan añorado. Por fin concluyó el ciclo y le dije que si estaba consciente de que era momento de salir a cenar y dejar que algo más pasara a lo que él respondió que sí. Fuimos a un restaurante y terminando la cena nos movimos al área de la barra y pedimos unas copas de vino. Una vez que la conversación subió de tono partimos de ahí a su departamento y comenzó la locura. En cuanto cerró la puerta me tomó con una mano por la cintura y con la otra sostuvo mis glúteos. Yo llevaba falda y le bastó otro movimiento para quitarme mis calzones y comenzar a penetrarme. Todo esto fue en el aire, yo estaba impresionada con su fuerza. Avanzamos juntos hasta llegar al sillón donde me sentó en la orilla y comenzó con un sexo oral; el mejor de mi vida. No pude resistirme y alcancé el primer orgasmo de la noche. No tardamos ni un segundo en continuar con la acción y pasamos más de tres horas sin dejar de tocarnos. Qué placer…

-Anónimo