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DEPORTES

¿Quién es Alfredo Castillo y por qué fracasó en la CONADE?

Las presentes olimpiadas de Rio de Janeiro han dejado una fuerte polémica sobre la manera en que se administra el deporte nacional. Antes de que cayera la primera presea para la comitiva mexicana, las críticas se centraron, principalmente, en el director de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE), Alfredo Castillo. Misael Rodríguez acabó, a punta de puños y bronce, con un terrible miedo que rondaba al deporte mexicano: regresar a casa de una olimpiada, por primera vez desde 1928, sin una sola medalla. Pero este debacle del deporte nacional tiene raíces profundas que van más allá de las equivocaciones de la presente administración.

En 16 meses de gestión, Castillo ha entablado una fuerte pelea con el Comité Olímpico Mexicano (COM) y las federaciones que lo conforman creando un ambiente de inestabilidad y tensión que ha afectado fuertemente al rendimiento de los atletas mexicanos. Es difícil, entonces, deslindar responsabilidades: ¿Es responsable de todo el director de la CONADE? ¿O es loable su cruzada contra la corrupción de las federaciones? ¿Tiene motivos el COM para quejarse de las investigaciones fiscales a las que fueron sometidos por Castillo? ¿Quiénes son las verdaderas víctimas en este conflicto? ¿Quiénes son los culpables?

Entre amigos

Alberto Castillo cumplió 41 años un poco antes de las olimpiadas. Tal vez no fue la época más feliz de su vida: bajo sus pies se derrumbaba todo el edificio del deporte nacional y se avecinaba una lluvia de críticas que lo pondrían en el enojo público del huracán mediático. Pero éste no era el primer rodeo de Castillo. Egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana en derecho, Castillo se especializó en ciencias penales y criminológicas. Posteriormente, estudiaría dos licenciaturas más (Ciencias Políticas y Administración Pública en la Universidad Iberoamericana y Economía Financiera en la Escuela Bancaria y Comercial), además de varios diplomados. Desde los 27 años, Carrillo empezó a tener puestos de importancia en instituciones públicas: fue asistente del procurador Macedo de la Concha en la PGR, trabajó en una dirección de la ya extinta AFI y fue director de una dependencia en la SSP.

Pero no fue hasta el 2010 cuando Castillo tomó un puesto de verdadera importancia. El entonces Gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, le pidió ser el remplazo de Alberto Bazbaz después del enorme escándalo que significó la desaparición de la niña Paulette. En ese momento, Castillo era subprocurador regional en Cuatitlán Izcalli. Cuando Eruviel Ávila llegó al poder en el mismo estado, mantuvo como Procurador a Castillo. Ahí, el joven abogado se forjó cierta reputación por las sonadas detenciones de Oscar Osvaldo “El compayito” García (sicario que se adjudicó la muerte de 600 personas), del feminicida y violador apodado Cesar Armando “El Coqueto” Librado y de Jacobo Tagle Dobin, presunto asesino de Hugo Wallace, hijo de Isabel Miranda de Wallace.

En el 2012, Castillo dejó este cargo para integrarse al equipo de confianza del recién electo presidente Peña Nieto. Dentro de la PGR, bajo el mandato del actual presidente, Castillo fue el responsable de la investigación que culminó con la detención de la líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo. Un año después, tras el escándalo de “Lady Profeco” (hija del mandamás de la PROFECO que intentó cerrar un restaurante porque no le cedieron una mesa), Castillo fue nombrado Procurador Federal del Consumidor. Finalmente, en 2014, un año antes de ser nombrado director de la CONADE, se le encargó la compleja tarea de “restablecer las condiciones de seguridad y desarrollo” en Michoacán tras el auge de las autodefensas. Ahí, Castillo fue el responsable de negociar el desarme de la población, formar a la policía rural y aprehender al Dr. Meireles como respuesta a su negativa a ceder las armas. Castillo se convirtió así en el brazo duro del gobierno de Peña Nieto.

Todos estos cambios de cargo, han sido altamente lucrativos para Alberto Castillo Cervantes. Según una investigación de sinembargo.mx basada en información pública del Portal de Obligaciones y Transparencia, el funcionario ha recibido aproximadamente nueve millones 950 mil 540 pesos en bruto en los seis años desde que se integró al equipo de Peña Nieto. Y este beneficio particular hacia Castillo se observa en que, para el Presidente, él es una de las figuras más confiables que lo rodean. Fue el que salvó el escándalo de la niña Paulette, el que hizo aprehensiones mediáticas en el turbio mandato de Eruviel Ávila, que encabezó la detención de Gordillo, importantísima para la credibilidad de la presente administración, y quien tomó las riendas de la PROFECO cuando la reputación de esta dependencia pendía de un hilo. Castillo fue nombrado, así, “el apagafuegos” de Peña Nieto.

Las peleas por el dinero deportivo    

En la dirección de la CONADE, Castillo remplazó al ex clavadista mexicano Jesús Mena Campos. La administración de Mena iba apenas por su tercer año cuando el presidente decidió destituirlo. Hay rumores que indican que Castillo siempre quiso ese puesto al frente del organismo deportivo. Sin embargo, Mario Vázquez Raña, el influyente dueño de la Organización Editorial Mexicana, presuntamente favorecía más a Mena Campos. Después de la muerte de éste y de la terrible administración del ex clavadista, Peña Nieto no dudó en darle el puesto a su cercano colaborador. Mena nunca logró profesionalizar las federaciones deportivas, ni pudo realizar un censo coherente en la infraestructura deportiva; dos de las principales tareas que se le habían encargado.

Además, como pronto descubriría Castillo, el manejo del enorme presupuesto de la CONADE durante la gestión anterior fue, por decir lo menos, bastante dudoso. La primera función de esta institución es la de aplicar las políticas del gobierno en materia de deporte. Para esto, recibe un cierto presupuesto del erario público que después, a su discreción, distribuye entre las diferentes federaciones, comités, entrenadores, atletas y otras necesidades de infraestructura. Los presupuestos de la CONADE varían, de año en año, por las competencias deportivas en puerta: como señaló el mismo Castillo, en una entrevista en Despierta con Carlos Loret de Mola, el presupuesto otorgado, por la CONADE, a las federaciones, ha pasado de ser de más de mil millones de pesos en 2014 a 113 millones en este año olímpico. Y las razones de esta desproporción en los presupuestos es, justamente, una de las razones por las que el COM y la CONADE están enfrascados en una arraigada pelea de consecuencias nefastas para el deporte nacional.

En cuanto llegó a la dirección de la CONADE, Castillo trató de implementar las rigurosas políticas que tanta reputación le habían dado en el caso de Elba Esther Gordillo y en su paso por las diferentes instancias de procuración de justicia. Así, a un año de la justa olímpica, Castillo decidió llamar a la Auditoría Superior de la Federación (ASF) para investigar el uso de recursos durante la administración anterior. Los resultados, como era de esperarse, no fueron para nada alentadores. En la misma entrevista con Loret de Mola, el titular del COM, Carlos Padilla Becerra, aseguró que el abultado presupuesto entregado a las federaciones en el 2014 era absolutamente normal por la necesaria preparación de los atletas para los Juegos Centroamericanos organizados en Veracruz en 2014.

El problema con esta justificación es que la misma ASF investigó el uso de recursos destinados a esta competencia y encontró un sinfín de irregularidades. En el documento, se estipula, por ejemplo, que “La CONADE careció de un recibo emitido por el Gobierno del Estado de Veracruz por 300,000.0 miles de pesos transferidos en octubre de 2014 y de la copia certificada del recibo de la institución fiduciaria que acredite la entrega de los 1,100,000.0 miles de pesos de recursos federales.” Y éste es sólo un caso entre las muchísimas irregularidades que se encontraron durante las auditorías de la anterior administración de la CONADE.

Tanto las federaciones como el COM se han refugiado en el hecho de ser asociaciones civiles para evitar entregar facturas sobre los gastos que han realizado en los últimos años. Así, entre diversas advertencias de la ASF, apareció un “probable daño o perjuicio” de la Federación de Tiro al Arco por más de un millón de dólares y contratos con licitaciones dudosas de las Federaciones de Natación y Taekwondo que suman más de dos millones de dólares. También la Federación de Atletismo entregó facturas desde empresas fantasma y, al parecer, las irregularidades en la Federación de Box han llevado a que se persiga al titular de dicha federación hasta separarlo de su puesto. En todo este medio turbio, las federaciones parecen no estar reguladas y el COM insiste en que debe haber menos injerencia del gobierno dentro de la organización olímpica. Así, hay presidentes de diferentes federaciones que llevan más de treinta años en el puesto.

Con estos antecedentes, la nueva administración de la CONADE decidió recortar el presupuesto otorgado a las distintas federaciones siguiendo las recomendaciones establecidas por las diferentes auditorías de la ASF. El presupuesto se recortó, desde el 2014, en un 90% y muchas federaciones vieron bajar, considerablemente, sus ingresos en un año de olimpiadas. La Federación de Box, por ejemplo, según los datos que Castillo otorgó a Loret de Mola, pasó de tener un presupuesto de más de 20 millones de pesos a recibir, directamente, sólo 1.6 millones. Bajo la presión ejercida por Castillo, el COM recurrió al Comité Olímpico Internacional (COI) para denunciar la injerencia del gobierno, pedir la destitución de Castillo y amenazar con llevar a la comitiva mexicana a los juegos olímpicos bajo la bandera blanca del COI y no las insignias patrias de México.

También, las federaciones intentaron combatir las políticas nuevas de la CONADE con diferentes estrategias de presión. Aquí es donde encontramos el problemático asunto del llamado “boteo”. Se sabe que Misael Rodríguez acudió a pedir dinero en el transporte público para financiar su viaje al campeonato de Qatar. Castillo argumentó, en este caso, que la CONADE no puede pagar todos los viajes que quieran las federaciones y que el plan deportivo de todos los atletas mexicanos debe ejercerse según una metodología precisa que esté trazada de antemano y que asegure el máximo rendimiento en las competencias de mayor relevancia. Es en este contexto que Castillo asegura haber hablado de la CONADE como “una agencia de viajes”:

“La ley dice que el alto rendimiento es para las federaciones. Y las federaciones pedían 25 viajes al año para 27 personas y la CONADE lo pagaba. Eso era, por supuesto, un abuso. Si no, ¿cómo te explicas que hayamos bajado el presupuesto de 1000 millones a 113 y que tengamos la mayor comitiva mexicana desde Munich 72?”

Así, a pesar de las presiones del COM y de las federaciones, Castillo sigue manteniendo sus posturas. Como Aurelio Nuño al frente de la SEP en su negativa de negociar con la CNTE, Castillo no ha querido establecer negociaciones más saludables con el problemático COM y las corruptas federaciones. Sin embargo, las críticas hacia Castillo no se centran en los errores de sus nuevos enemigos sino en la oportunidad y la planeación de sus estrategias políticas. Las negociaciones con las federaciones debieron, tal vez, establecerse de manera a no arriesgar el bienestar de los atletas mexicanos. Porque todo el proceso de Castillo ha sido, por decir lo menos, turbulento. Sus declaraciones desafortunadas, la actitud de absoluta frivolidad con la cual llevó a su novia a los juegos olímpicos y la falta de tacto para negociar con las instancias deportivas del país han creado serias dudas sobre su capacidad para dirigir una instancia tan frágil y tan compleja.

Según datos recopilados por La Opinión, en 2013 se censaron 7,708 personas especializadas en materia deportiva para 112 millones de mexicanos. Esto quiere decir que existe un profesional en el deporte para cada 14 000 personas. En pasadas administraciones menos del 1% del presupuesto fue para formar a especialistas y, en general, no existe en México un programa coherente de Alto Rendimiento. Todos estos problemas se acrecientan, además, a nivel estatal y municipal. Con el mal funcionamiento de las federaciones, con un Comité Olímpico que se escuda en viejas estrategias de sindicato y que busca proteger intereses por demás turbios, la CONADE necesita reforzar su presencia y establecer una estrategia que considere, antes de cualquier planteamiento político o presupuestal, la formación y el cuidado de los atletas mexicanos.

Después de la pésima participación de México en Rio 2016 (con sólo cinco medallas y ningún oro) que contrastó con la esperanzadoras siete medallas de Londres 2012, es evidente que el divorcio entre el COM y la CONADE no favorece en nada al deporte mexicano. A pesar de que Castillo sigue asegurando que estas olimpiadas fueron un éxito y que se estableció un precedente importante para las bases de Tokio 2020, es todavía necesario poder limpiar las federaciones sin dejar en la calle, boteando, a los atletas mexicanos. Porque, de todos los deportistas jóvenes de los que habla Castillo, de todas las esperanzas futuras de México en las olimpiadas, sólo podrán brillar aquellos que, en el futuro, se levanten encima de las peleas políticas y financieras de hombres que jamás han pisado el tartán y que no han sudado sus victorias.