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ACCIDENTES

Queda tetrapléjico por comerse un caracol en un reto

Un joven australiano quedó cuadrapléjico tras comerse un caracol durante una fiesta.

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Antes del incidente, Sam Ballard jugaba rugby y disfrutaba de la compañía de sus amigos y familiares, pero un día de 2010, alguien lo retó a comerse un caracol que se arrastraba por el piso.

“Te reto a que te lo comas,” dijo uno de sus amigos mientras le acercaba el molusco al rostro.

Sam, temiendo “ser considerado un cobarde” aceptó el reto, puso a un lado su copa llena de vino tinto y se tragó el caracol entero.

Pronto, el joven de 19 años de edad comenzó a sentirse mal, por lo que fue llevado al hospital Royal North Shore, donde le diagnosticaron una infección del parásito conocido como Angiostrongylus cantonensis.

El parásito se encuentra en las heces de las ratas, que los caracoles llegan a consumir (Wikimedia Commons).

Este parásito, presente comúmnente en ratas, suele afectar, en casos muy raros, a los humanos, dañando su actividad cerebral.

Pronto, la infección derivó en una meningoencefalitis eosinofílica y Sam cayó en coma por 420 días.

Al despertar, Sam descubrió que ya no era el mismo: sus brazos y piernas ya no respondían a sus órdenes. Se había convertido en un tetrapléjico.

Su vida cambió tras comerse un caracol (News Corp Australia).

Confinado a una silla de ruedas, Sam permaneció en el hospital por tres años más antes de ser dado de alta y regresar con su familia.

Katie Ballard, su madre, lo cuidó celosamente, pero pronto los costos del tratamiento que necesitaba Sam para sobrevivir se volvieron demasiado altos como para ser cubiertos sin ayuda económica.

Por eso se creó “Team Ballard”, una pequeña organización dedicada a recaudar dinero para cubrir los costos de manutención de Sam. Sin embargo, pocas veces esta iniciativa logró acumular la suma necesaria para cuidarlo.

Por un tiempo Sam pudo hablar y reunirse con sus amigos, pero luego perdió control sobre sus cuerdas vocales.

Sam tiene que ser alimentado mediante un tubo (News Corp Australia).

Desde entones Sam sufre convulsiones constantes y su temperatura corporal cambia dramáticamente varias veces al día. Además, tiene que ser alimentado por un tubo.

Al notar que Team Ballard había fracasado, la familia de Sam solicitó ayuda al organismo gubernamental para personas con discapacidad NDIS, mismo que en 2016 ofreció un subsidio de $492 mil dólares australianos.

Sin embargo, en septiembre de 2017, el NDIS le envió un mensaje de texto a Katie Ballard avisando que su apoyo económico sería recortado dramáticamente. La noticia dejó devastada a la familia Ballard.

Actualmente Katie y el resto de los familiares de Sam lucha por reunir el dinero suficiente para cuidar a Sam y salir de las deudas derivadas de su cuidado.

Tan solo de la enfermera, la familia debe $42 mil dólares australianos y el dinero que el NDIS les ofrece no alcanza para continuar cuidando a Sam, ahora de 28 años de edad.

Desde entones Katie lucha por evitar que el NDIS siga recortando su apoyo económico.

Según voceros del NDIS, la organización “trabaja de cerca” con la familia de Sam para ver cómo pueden aumentar el subsidio.