En toda protesta social, los símbolos juegan un papel clave para que las exigencias de una movilización produzcan una mayor impresión en la memoria de la conciencia pública.
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En el caso del movimiento feminista, las mujeres que participan en sus actividades se apoyan en diversos objetos que han adquirido un poder simbólico con el paso del tiempo, algunos a nivel regional (como la brillantina rosa en México), otros a nivel internacional (como el pañuelo verde en Latinoamérica).
¿Cómo llegan estos objetos a adquirir cierto grado de reconocimiento popular?
Cada uno tiene su historia particular; el caso de la ‘ola verde’ es un poco peculiar por ser producto de un afortunado accidente.
EL NUDO QUE UNE EL PAÑUELO VERDE AL PAÑUELO BLANCO
El origen del pañuelo verde como símbolo de protesta tiene su origen en la Argentina de 2003, cuando algunas mujeres acudieron con pañuelos de este color al 16° Encuentro Nacional de Mujeres, con sede en Rosario.
Una versión indica que las activistas no pudieron conseguir tela color púrpura, el color que tradicionalmente ha servido para ilustrar las demandas del movimiento feminista. Por lo que mejor recurrieron al verde, un color que no estaba vinculado a ningún discurso político en la región y cuya tela era más fácil de conseguir.
El uso de las bandanas verdes fue bien recibido por el resto de las activistas y, dos años después, ya eran reconocidas como símbolos de lucha. Indicó Gemma Ortega, vocera en Chile de Coordinadora Feministas En Lucha:
“El color verde lleva un tiempo decidido, desde el 2005, y esta decisión fue tomada anterior al 6to Encuentro Latinoamericano de Feministas y, en parte, se decide tomar el color verde porque no representa ninguna tendencia política”.
En lo que respecta al pañuelo, esta prenda tiene una fuerte carga simbólica a partir de los pañuelos blancos que portaban en sus cabezas las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo, movimiento que nace por los reclamos de madres de jóvenes desaparecidos en tiempos de la dictadura militar argentina.
El eslabón que une a estos dos movimientos que integran a mujeres que de una u otra forma desafían al sistema patriarcal no pasó desapercibido.
FOTO: ANDREA MURCIA/CUARTOSCURO.COM
El avance de la marea verde
Pero no fue sino hasta 2018 cuando el pañuelo verde se transformó en un icono internacional a causa de las marchas feministas en Buenos Aires que presionaban al Congreso argentino para aprobar el Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
El 14 de junio de este mismo año, tras un aguerrido debate en el pleno, la Cámara de Diputados aprobó la ley con 129 votos a favor, 125 en contra y una abstención. En aquel entonces se decía que Buenos Aires había sido arrastrada por una ‘ola verde’, pero su celebración se vio cortada unas semanas después por el Senado, órgano que rechazó la iniciativa con 38 votos en contra y 32 a favor.
No obstante la derrota momentánea, el pañuelo verde se hizo estandarte de la causa abortista por el resto de Latinoamérica. En su tela se incluyó la leyenda “Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito”, así como la ilustración de una cinta doblada en diagonal blanca, rodeada por la consigna “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal, seguro y gratuito para no morir”.
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Aunque la ilustración o las consignas pueden ser distintas según el país, el pañuelo verde traspasó fronteras como símbolo de lucha y fue adoptado por los movimientos feministas en otros países, incluyendo México.
“Adoptamos la pañoleta verde, pues somos parte de esta ola feminista que en Chile, América Latina y el mundo entero no para de crecer,” publicó la Coordinadora Feministas en la Lucha a través de Facebook:
“Continuaremos luchando por el respeto a nuestros derechos sexuales y reproductivos, por nuestra autonomía, para que la sociedad comprenda que la maternidad debe ser una decisión consciente y no una imposición cultural y legal del capitalismo patriarcal, porque no defendemos la vida en abstracto, sino la vida digna, con derechos básicos garantizados“.
El otro lado de la moneda: el pañuelo celeste
Pero tal fue su popularidad que la oposición también adoptó un pañuelo como suyo en 2018, solo que de otro color: el azul celeste, el mismo color de la bandera argentina.
Para las organizaciones provida, a menudo vinculadas a fuerzas políticas conservadoras y nacionalistas en Argentina, la adopción del celeste como color de lucha fue algo pensado como un intento de identificarse “como nación”.
“Así que optamos por el celeste por su parecido con los colores patrios y que está relacionado con nuestra identidad”, señaló Raúl Magnasco, presidente de la ONG + Vida.
El pañuelo celeste también es acompañado por su sello y sus consignas respectivas, como el “Salvemos las dos vidas”. De la misma manera, las prendas de este color fueron adoptadas por manifestantes provida de otros países, para contrarrestar la fuerza de la ‘marea verde’.
(AP Photo/Natacha Pisarenko)
