En la actualidad, ver a una mujer sentada sola en un restaurante no debería suponer un problema para nadie.
Que esta acción cause sobresaltos es especialmente raro si el restaurante se ubica en centros urbanos donde hay una gran afluencia de gente y todos están acostumbrados a llevar a cabo sus vidas de forma más individual.
Así que, cuando a Clementine Crawford le dieron que no se podía seguir sentando en la barra de su local favorito en Manhattan, en la ciudad de Nueva York, no entendió por qué.
Ejecutiva de una importante firma de relaciones públicas, Crawford también escribe que, poco después de haberse retirado de su asiento, un hombre llegó poco después a ocuparlo, mientras que a ella la mandaron a una mesa.
Cuando ella preguntó de qué se trataba, el personal del lugar le comentó que el dueño había ordenado ‘tomar medidas contra las prostitutas‘.
No importaban los años que pasó cenando en ese mismo lugar, donde la implicación para todas las mujeres que estaban solas era clara.
A pesar de que Crawford luchó, furiosa, por su derecho a sentarse en la barra al igual que lo hacían los hombres solos, sus argumentos fueron recibidos con un gesto de desdén.
Todos estos años hemos estado luchando por un espacio propio sin saber que en realidad todavía tenemos que luchar por un asiento en la mesa (o en la barra, para ser estrictamente precisa)”, escribió en el sitio web DrugstoreCulture.com
Clementine Crawford junto a Colin Cowie, presentador de TV, es ejecutiva senior de la firma Fitch & Partners (GettyImages Archivo)
Comer solas es, para muchas mujeres, una situación intimidante. La barrera protectora de un libro o de un teléfono inteligente lo hace más fácil. Desde haber publicado su artículo, Crawford dijo a la BBC que ha recibido mensajes sobre casos similares.
Desde que se publicó el artículo, un número de mujeres, incluidas algunas que viven en el moderno Manhattan, han contado casos en los que han sufrido un trato parecido en una serie de escenarios distintos y les alivia ver que se le da voz a las cosas pequeñas”, señaló.
Gloria Atanmo es una exitosa bloguera estadounidense de viajes (Gloria Atanmo)
Por otra parte, la bloguera de viajes estadounidense Gloria Atanmo reconoce lo que es sentirse expuesta mientras cena sola, algo que conoce tras cinco años de viajar sola.
“Viajo mucho sola y desde luego he vivido momentos en los que la gente me mira como si estuviera esperando a un cliente”, le dice a la BBC.
Atanmo recordó que, durante su estancia en Roma, la ciudad capital italiana, se encontraba esperando en una parada de autobús. Cada cinco o diez minutos un auto reducía la marcha al pasar, pues asumían que se trataba de una prostituta.
Creo que Roma fue posiblemente mi peor experiencia”, recuerda. “Estaba esperando en una parada de autobús y cada cinco o diez minutos un auto reducía la marcha al pasar”.
La suposición de que una mujer sola debe ser una prostituta no sólo se limita a bares, calles o restaurantes.
Durante el Festival Internacional de Creatividad Lions de Cannes de 2018, un hombre preguntó cuánto cobraba por noche a Sherry Collins, una mujer empresaria y editora de la revista Pitch.
Como resultado, Collins decidió poner un anuncio a toda página el año siguiente en la contraportada de su revista. El anuncio decía:
“Somos mujeres negras creativas de camino a Cannes. Por favor, no nos pregunten cuánto cobramos por noche”
El anuncio que Sherry Collins, editora y fudnadora de la revista Pitch, colocó en la contraportada de la publicación tras el incidente en Cannes Lions 2018 (Pitch Archivo)
Crawford tuvo motivaciones similares cuando habló públicamente sobre el tema: dice que el artículo fue su manera de destapar una parte de la lucha por la igualdad de derechos que “todavía no ha sido denunciada adecuadamente ni está presente en el debate”.
Ninguna de estas mujeres está dispuesta a que se las ignore ni a dar marcha atrás. Pese a todo lo que le ha sucedido, Atanmo también se niega a renunciar a ningún aspecto de la vida que eligió vivir, incluido el cenar sola.
“Creo que hay algo fortalecedor en el hecho de comer y beber sola”, defiende. “Da un mensaje de que no necesitas a alguien del brazo para existir de la forma que quieres”.
