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ESTADOS UNIDOS

¿Por qué los estadounidenses blancos odian que les digan “blancos”?

Los blancos de Estados Unidos detestan que les digan blancos… y un periodista lo averiguó a la mala en Twitter.

¿Qué pasa cuando haces enojar a los norteamericanos blancos en la era de Trump?

La respuesta es fácil: te destrozan en Twitter.

Eso fue lo que le pasó a David Roberts, un editor de política en la página Vox. Roberts quiso hacer una pregunta muy sencilla en Twitter: ¿Causan los blancos efectos positivos o negativos en Estados Unidos?

Y todo el infierno se desató…

La pregunta no sale de cualquier parte. De hecho, lo que trató de hacer Roberts fue replicar las encuestas de centros de análisis como el Pew Research Center. Estas encuestas preguntan frecuentemente a la población blanca de Estados Unidos, si creen que los latinos, negros u otras minorías, tienen un efecto negativo o positivo en su país.

Las respuestas son bastante terribles… sobre todo si vemos cómo responde el segmento más conservador y republicano de la población.

En cualquier caso, al ver estas encuestas, Roberts se hizo una pregunta muy sencilla: ¿Cómo responderían los estadounidenses si se preguntara lo mismo sobre los blancos? ¿Y por qué no se ha hecho esta pregunta?

Sin ningún tipo de aparato metodológico de encuestas a su disposición, Roberts hizo un experimento en Twitter y planteó esta pregunta libremente. La idea no era sacar data precisa o un muestreo estadístico real del sentimiento norteamericano sobre la pregunta. No, el punto era mucho más inocente: demostrar cómo los blancos se iban a sentir profundamente incómodos hacia estas encuestas tan comúnmente planteadas a las minorías.

Dicho y hecho, en poco tiempo la encuesta de Roberts tenía más de 22 mil respuestas y una larga retahíla de 1000 tuits contestándole. La enorme mayoría de estos tuits eran, de hecho, insultos y descalificaciones de parte de los blancos más conservadores de Twitter: seguidores de Trump, fanáticos trolls, racistas que se dicen progresivos, etc.

¿Pero por qué se enojaron tanto los blancos conservadores? ¿No demostraron, por los resultados de la encuesta, que ellos sienten su efecto en el país como abrumadoramente positivo?

El asunto aquí no es que los blancos en Estados Unidos se sientan o no complacidos con ellos mismos. Eso parece ser evidente. El asunto aquí es que Roberts demostró que la mayoría blanca de Estados Unidos tiene miedo de ser tratada como ellos siempre han tratado a las minorías.

De entrada, no les gusta que los llamen blancos estadounidenses porque ellos representan, históricamente, la raza neutra, la política neutra, el hombre neutro, sin adjetivos. El hecho de ser hombre blanco, en Estados Unidos, te permite ser tú mismo, sin adjetivos. Si eres mujer, entonces eres una mujer estadounidense; si eres negro, eres un negro estadounidense; si eres homosexual, eres un homosexual estadounidense; si eres un hombre blanco, eres un estadounidense.

Roberts plantea en su ensayo que esta actitud virulenta de los blancos conservadores hacia su encuesta en Twitter puede deberse a un cambio histórico en el balance demográfico del país. En unos cuantos años, en efecto, la población que se identifica como blanca dejará de ser una mayoría en Estados Unidos. Negros, latinos, asiáticos y todas las minorías que conforman la multiétnica realidad americana serán mayoría en el vecino del norte.

Esto crea un ambiente de particular hostilidad entre la población blanca más conservadora. Los blancos de Estados Unidos se sienten asediados -por simples paranoias demográficas históricas- y reaccionan con un mayor racismo y posturas más radicales. Eso, en parte, explica también el enorme éxito de Donald Trump entre los sectores conservadores, pobres y blancos de Estados Unidos.

En resumen, según Roberts, a los blancos de Estados Unidos no les gusta que los traten como ellos han tratado a las minorías por el simple hecho de que, pronto, ellos mismos serán una minoría.

El ensayo de Roberts es, sin duda, interesante en una cuestión llena de actualidad y relevancia. Las políticas migratorias draconianas de Trump no salieron, pues, de ninguna parte.

Para leer el ensayo completo, da click aquí.