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CRIMEN Y SEGURIDAD

Perro familiar agrede a muerte a recién nacido mientras la mamá dormía

El Staffordshire Bull Terrier mordió por lo menos 20 veces al bebé en la cabeza

En Inglaterra, un perro mordió y mató a un recién nacido, mientras él y su madre dormían. El caso ha causado conmoción por la violencia de la agresión que sufrió el bebé.

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Reuben McNulty, de apenas dos semanas de edad, estaba sentado en un sillón con su madre, Amy Litchfield, —quien se había quedado dormida— cuando fue atacado por el perro, un Staffordshire Bull Terrier, al que le decían Dotty.

Su padre, Daniel McNulty, marcó al número de emergencia cuando descubrió que la escena sangrienta en su apartamento en Yaxley, Cambridgeshire. Había salido a fumar cuando se produjo el ataque, según reportaron medios locales.

Reuben tenía dos semanas de nacido al momento del ataque | Foto: Facebook

El bebé fue llevado al hospital en la madrugada del 18 de noviembre de 2018, pero murió de una lesión grave en la cabeza el 13 de diciembre, a la edad de cinco semanas.

Simon Newbury, un experto forense veterinario, dijo que el perro habría mordido al bebé hasta 23 veces en la cabeza mientras lo sacudía.

Newbury dijo en la audiencia que tuvo lugar el martes 11 de enero de 2022 que “es posible que Dottie viera a Reuben como una presa pequeña o un juguete.”

Los dos perros de la familia fueron sacrificados tras el ataque | Foto: Facebook

Dan y Amy fueron arrestados por la policía bajo sospecha de negligencia infantil después del incidente, pero los fiscales decidieron no acusarlos en diciembre de 2020.

Los servicios sociales emitieron un plan de protección infantil antes del nacimiento de Reuben que establecía que nunca debe quedarse solo con Dottie y el otro perro, también un Staffordshire Bull Terrier de nueve años llamado Fizz.

Amy había sido dueña de los perros desde su nacimiento y no había informes anteriores de violencia o agresión por parte de ellos. Sin embargo, ambos perros fueron incautados por la policía y sacrificados después del incidente.

La audiencia, a la que no asistieron los padres del bebé —quienes se separaron tras la muerte de su hijo—, sirvió para deslindar su responsabilidad del incidente tras las investigaciones, ya que determinaron que se había tratado de un “corto período involuntario de falta de atención que lamentablemente tuvo consecuencias horribles y trágicas”.