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SALUD

La pérdida del olfato podría ser un primer síntoma de COVID-19

Infectados de coronavirus declaran que ya no podían detectar aromas o saborear alimentos

La fiebre, la tos seca y el cansancio son los síntomas que han sido reconocidos en todo el mundo como indicadores de un caso moderado de COVID-19, pero hay uno más que se podría sumar a la lista oficial: la pérdida de olfato.

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Cada vez son más los reportes médicos de pacientes que afirman haber perdido su capacidad para detectar olores -y en menor medida, sabores- justo antes de que se manifestaran los síntomas conocidos de la patología, como la fiebre y la tos.

Sin embargo, todavía no se han realizado los estudios necesarios -estudio que además deben involucrar a un número sustancial de infectados- para determinar si las pérdidas del olfato y el gusto son síntomas comunes.

“Todavía estamos en los primeros días de entender si este vínculo es real”, dijo Steven Munger, director del Centro para el Olor y el Gusto de la Universidad de Florida (UF) y codirector del Programa de Trastornos del Olor de la UF.

No obstante, ya existe suficiente evidencia para tomar precauciones. “Si crees que has perdido el sentido del olfato o del gusto, debes aislarte”, dijo el señor Munger a LiveScience.

Si la comunidad científica puede establecer la pérdida del olfato como una primera señal de advertencia, el infectado podría tomar los pasos necesarios (como aislarse en su casa) antes de que se pueda manifestar la primera tos, y con esta, la expulsión de fluidos.

Esto reduce la probabilidad de que el virus pueda propagarse, y pone en menos riesgo tanto al infectado como a su entorno social.

De cualquier forma, “creo que todavía necesitamos más información“, dijo Thomas Hummel, clínico e investigador de la Clínica de Olor y Sabor en el Departamento de Otorrinolaringología de la Facultad de Medicina de la Universidad Técnica de Dresde en Alemania. “Muchas personas ya tienen pérdida olfatoria no relacionada con el virus.”

¿QUÉ TAN COMÚN ES LA PÉRDIDA DE OLFATO?

Anosmia es el término adecuado para describir la pérdida del sentido del olfato, mientras que la disgeusia es la alteración del sentido del gusto. Esta dos ausencias de capacidades sensoriales pueden ser temporales o crónicas, y se pueden manifestar como síntomas de un gran número de enfermedades.

Desde hace semanas se ha dicho que la anosmia es un posible síntoma de COVID-19. Por ejemplo, una encuesta de 59 personas en Italia arrojó que 20 pacientes (34%) reportaron al menos un trastorno del olfato o el gusto, y 11 personas (19%) presentaron ambos. Una encuesta similar de 100 pacientes en un hospital de Alemania encontró que cerca del 66% de pacientes notaron una pérdida de olores o sabores que duró varios días.

“A medida de que se colecte más información, la verdadera proporción de pacientes con pérdida del olfato y el gusto debe aclararse”, dijo el doctor Hummel.

CÓMO EL VIRUS AFECTA EL OLFATO

Imagina que te sirven una sopa pero aprietas la nariz con tus dedos. No puedes detectar el olor de la sopa, porque tus conductos nasales han sido bloqueados. Si intentas probar la sopa, incluso tu capacidad para saborearla se ha visto afectada, motivo por el cual decimos que la comida “no nos sabe” cuando la nariz está tapada por un resfriado.

La pérdida del olfato debido a una infección viral, como el resfriado común, es la segunda causa más común de pérdida de capacidad olfativa y representa aproximadamente el 12% de todos los casos de anosmia.

Hay tres posibles maneras que el coronavirus pueda provocar esta ausencia del olfato. Ninguna de estas hipótesis han sido comprobadas en un estudio.

El virus podría infectar el revestimiento interno de la cavidad nasal, provocando inflamación en la nariz. Esto, a su vez, puede evitar que los olores entrantes lleguen a las células que los detectan.

También es posible que el virus ataque específicamente las células de la nariz que reaccionan a los olores entrantes. Pero más allá de infectar el tejido nervioso en la cavidad nasal, el virus teóricamente podría “penetrar también en la placa cribiforme, el hueso entre la nariz y el cerebro, e infiltrarse en el bulbo olfatorio”, señaló el doctor Hummel.