El papa Francisco I salió en defensa de los migrantes, asegurando en su nuevo libro que “la migración no es una amenaza para el cristianismo”.
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En su libro, Soñemos Juntos, el papa Francisco se muestra en favor de los corredores humanitarios para recibir a migrantes en Europa. Asegura que:
“Rechazar a un migrante en dificultades, sea este de la confesión religiosa que sea, por miedo a diluir nuestra cultura cristiana es una grotesca falsificación tanto del cristianismo como de la cultura.
La migración no es una amenaza para el cristianismo, salvo en la imaginación de aquellos que se benefician pretendiéndolo. Promover el Evangelio y no acoger al extranjero necesitado ni afirmar su humanidad como hijo de Dios es querer fomentar una cultura cristiana solamente de nombre; vacía de toda su novedad.”
Francisco I ha sido acusado de ingenuidad por parte de sus detractores por su férrea defensa a los migrantes. Sin embargo, el papa asegura que esas críticas provienen de personas que no practican la religión o no son creyentes:
“Una fantasía del nacionalpopulismo en países de mayorías cristianas es defender la ‘civilización cristiana’ de supuestos enemigos, ya sea el islam, los judíos, la Unión Europa o las Naciones Unidas. Esta defensa resulta atractiva para aquellos que a menudo ya no son creyentes pero que consideran la herencia de su nación como una identidad. Aumentan sus miedos y su pérdida de identidad, al mismo tiempo que baja su participación en las iglesias.”
En su libro, enfatiza los riesgos que corren los migrantes por vivir en la precariedad de un campo de refugiados.
“Si el covid entra en un campo de refugiados puede generar una verdadera catástrofe.”
El pontífice hace un llamado para que los corredores de migrantes sean seguros, para que puedan trasladarse sin temor. Pero, sobre todo invita que ya no sean denigrados.
