La pandemia del COVID-19 llegó a modificar la forma de vivir de millones de personas, pero también permitió el escenario perfecto para el desarrollo de la supergonorrea debido al uso de antibióticos, lo cual se ha convertido en una preocupación para la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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“Durante la pandemia, los servicios de ETS (enfermedades de transmisión sexual) también se han visto interrumpidos. Esto significa que más casos no se diagnostican correctamente y, como resultado, más personas se automedican”
… señaló un portavoz de OMS al diario The Sun, lo cual se podría llegar a traducir en la aparición de resistencia por parte de la gonorrea o supergonorrea.
De acuerdo al diario británico, en el mundo hay más de 90 millones de casos de gonorrea en el mundo y este 2020 está creciendo en un 17%, la mayoría de estos en África, aunque en Occidente se ha visto un aumento de casos “alarmante”.
Un estudio en Estados Unidos señaló que el 71% de los pacientes con COVID-19 recibieron antibióticos, pero realmente solo el 4% lo necesitaba. Esto podría ayudar al desarrollo de la supergonorrea, ya que el virus se haría resistente a medicamentos como la azitromicina, que fue ocupado para el tratamiento del coronavirus al principio de pandemia, así lo señaló el portavoz de la OMS.
La subdirectora general de la OMS, en su división de resistencia a los antimicrobianos, Hanan Balkhy, señaló que el uso innecesario de antibióticos para enfrentar el COVID-19 “podría crear una resistencia entre las bacterias que ya existen en nuestros cuerpos”, lo cual generaría un entorno perfecto que permitan su propagación.
Por su parte, Kevin Cox, presidente ejecutivo de la empresa Biotaspheric Limited, señaló que “las personas infectadas con supergonorrea infectarán a otras y acelerarán la resistencia a los antimicrobianos. Necesitamos urgentemente nuevos tratamientos”.
De no tratarse adecuadamente, la supergonorrea podría provocar un aumento de cinco veces en la transmisión del VIH e infecciones oculares que provoquen ceguera.
