Una usuaria de Twitter de nombre Verónica Serrano, originaria de España, compartió una historia este domingo que se hizo viral en un par de días.
Se trata de un sobrino suyo, de 5 años de edad, que siempre le pide a su tía que le pinte las uñas. El problema es que cuando su madre lo cacha, le quita el esmalte en seguida y lo regaña.
Un día, el sobrino le vuelve a rogar a su tía que le pinte las uñas. Acto seguido, ésta se queda dormida, y cuando despierta, se percata de que su padre (el abuelo del niño) se ha pintado las uñas también.
El divertido gesto del abuelo es motivo de reflexión. ¿Bajo qué lógica se dicta que pintarse las uñas es una costumbre exclusiva de mujeres? ¿O un rasgo de la identidad de género? Después de todo, son solo colores en el cuerpo, una mera expresión de individualidad.
