Un niño de 8 años y su padre fallecieron en un severo choque automovilístico. Fueron impactados por un coche que competía en una carrera clandestina.
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Los hechos ocurrieron durante la madrugada del sábado 20 de marzo, en la ciudad de Rosario, en Argentina. Casi a la medianoche, una familia compuesta por Cintia, de 33 años, su marido David, de 43 años, y su hijo Valentino, de 8 años, iban en el coche familiar rumbo a casa de los abuelos.
Mientras cruzaban Avenida del Rosario y Ayacucho, fueron impactados por un automóvil que jugaba en una carrera ilegal.
“Veníamos por Ayacucho. A esa hora no hay muchos autos y el semáforo está en intermitente. Íbamos a 40 porque yo soy muy cuidadosa con la velocidad”, declaró Cintia, única sobreviviente, a Notife.
Mientras el automóvil de la familia cruzaba la calle con precaución, fueron esquivados por un coche que venía a gran velocidad. Pocos segundos después, fueron impactados por el segundo coche que participaba en la carrera. El golpe ocurrió por el medio y arrastró el automóvil familiar.
“Sentí el choque fuertísimo que nos arrastró. Luego otro golpe más, el auto dio un trompo contra un semáforo, pegó contra un árbol y se quedó quieto. Ahí vi a los otros dos vehículos”, explicó Cintia.
Según declaró, la mujer alcanzó a descender del coche y fue asistida por un transeúnte, quien descubrió que tanto su marido como su hijo habían fallecido en el acto debido al golpe. Cintia fue trasladada a un hospital donde fue atendida por una fractura triple en el brazo, cuatro costillas fisuradas y un traumatismo severo en el tórax.
“Hoy los enterré a los dos. Estos hijos de puta me arruinaron la vida por correr carreras. Dejaron a otro nene sin su papá, hijo de David con una pareja anterior. A mi familia la dejaron sin su sobrino y sin su nieto”, declaró Cintia.
Mientras que el coche familiar conducía a 40 kilómetros por hora, el automóvil que los impactó habría ido a 130 kilómetros por hora. El conductor salió herido y actualmente se encuentra bajo custodia en un hospital local. Ambos responsables podrían enfrentar entre 8 y 25 años de prisión.
“A mí nada me va a devolver a mi hijo y mi marido, pero voy a hacer todo lo que pueda para que paguen por lo que hicieron. No voy a parar, no van a vivir tranquilos”, advirtió la madre sobreviviente.
