Una mujer sudafricana se encuentra en recuperación luego de que la encontraran viva en uno de los compartimientos helados del lugar conocido como la morgue.
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Después de un incidente de tráfico, los paramédicos la dieron por muerta y fue trasladada a la morgue de Carletonville en la provincia de Guateng, en Sudáfrica. De acuerdo con medios locales la mujer no mostró “ninguna forma de vida” tras el incidente.
No obstante, cuando un trabajador del hospital volvió a revisar el cuerpo en el contenedor, descubrió que la mujer respiraba.
De acuerdo con información de BBC, la mujer recibe atención en un hospital de Johannesburgo, luego de que fue remitida por los agentes forenses al lugar, y su nombre aún se desconoce.
Los familiares de la mujer han solicitado que se inicie una investigación para que se determine quién la declaró muerta.
“Como familia, no hablaremos de esto a menos que estén presentes la policía, los paramédicos y los funcionarios de la morgue involucrados, necesitamos respuestas”, expresó uno de los familiares.
Además, detalló que la familia estaba en estado de shock al conocer la noticia. “El problema es que necesitamos respuestas, eso es todo lo que queremos”.
En tanto, el gerente del servicio de paramédicos explicó que “no hay pruebas de negligencia” de parte de la compañía que gestiona, y negó que el incidente guardara relación alguna con el entrenamiento de los paramédicos.
La mujer hallada viva estuvo involucrada en un accidente automovilístico que provocó otras dos muertes el pasado 24 de junio.
Pero esta no es la primera vez que alguien despierta en el depósito de cadáveres después de ser declarado muerto. En enero de este año, el recluso de una cárcel en Asturias, España, recuperó el conocimiento pocas horas antes de realizar la autopsia. Tres médicos lo habían certificado muerto.
En Sudáfrica, hace siete años, un hombre de 50 años despertó gritando en la morgue de un hospital en la provincia de Cabo Oriental, y en 2016, otra víctima declarada muerta seguía respirando al día siguiente aunque murió cinco horas después del descubrimiento.
