Hace unas horas se confirmó la muerte de Castillo Rangel en el hospital general de Chetumal. Una neumonía e insuficiencia respiratoria le arrebató la vida al hombre que, aseguraba, peleó en el ejército de Venustiano Carranza durante la revolución.
La Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) dio a conocer la noticia de su muerte a través de su cuenta oficial en Twitter.
Jesús Castillo Rangel nació hace poco más de 121 años en Soconusco, Chiapas y por muchas décadas fue considerado el mexicano más longevo.
Según sus conocidos, Don Jesús había presentado malestar durante los meses previos a su fallecimiento, los cuales se habían recrudecido en sus últimos días.
Tras su deceso, el cuerpo de Castillo Rangel fue trasladado a la comunidad Nicolás Bravo, al sur de Quintana Roo, donde fue sepultado junto a los restos de su esposa.
La familia #SEDESOL lamenta profundamente el fallecimiento de Don Jesús Castillo Rangel, el hombre más longevo de nuestro país. Descanse en paz Don Chucho, beneficiario de los programas sociales #ComedoresComunitarios #Prospera #PAM #Inapam @SEDESOL_mx @RosarioOY pic.twitter.com/HKnyul1QNy
— Sedesol Quintana Roo (@Sedesol_QRoo) December 21, 2017
En su acta de nacimiento se constata que nació en 1896, 14 años antes de que iniciara formalmente la Revolución Mexicana. Fue su avanzada edad la que hace relativamente poco tiempo le ganó el reconocimiento oficial como el hombre más longevo por el Archivo General de la Nación.
Durante varios años Castillo Rangel contó que formó parte del ejército de Carranza y que también había defendido las causas revolucionarias bajo el mando del mismísimo Emiliano Zapata.
En otros círculos se le conocía a Don Jesús como “el último revolucionario”, la única persona en el mundo que había participado en la Revolución Mexicana.
Durante los últimos 27 años de su vida, Don Jesús ocupó un domicilio en Nicolás Bravo, donde residía solo desde la muerte de Fidencia, su esposa.
A pesar de haberle sobrevivido a casi toda su familia, la comunidad de Nicolás Bravo lo respetó y procuró durante el resto de su vida.
Además, “Don Chucho”, como le decían las personas a las que consideraba más cercanas, era beneficiario de los programas sociales del gobierno de Quintana Roo.
