Arica. Ubicada al norte de Chile, en la frontera con Perú, esta zona desértica -la más seca de la Tierra- es más conocida por sus competencias de rally o su actividad pesquera que por su valor arqueológico. Pero la realidad es que de este lugar remoto provienen los restos humanos momificados más antiguos del mundo.
Se trata de la cultura Chinchorro, una cultura precolombina de pescadores y cazadores-recolectores que se asentó en el desierto de Atacama a partir del año 7000 a.C. y vio su esplendor por miles de años hasta que desapareció en el año de 1500 a.C. El núcleo de su civilización se concentró en las cercanías de Arica y a lo largo de su costa.
Pero lo que distinguía al pueblo Chinchorro eran sus ritos funerarios, los cuales consistían en un proceso de momificación que precedió a las mismas prácticas de los antiguos egipcios por dos mil años. Desde el año 5000 a.C. los pobladores de esta región habían desarrollado una técnica para preservar los cuerpos a través de la extirpación de órganos internos.
El relleno de los cuerpos, una vez secada la cavidad, era simplemente con palos y cañas. Luego se adornaba la cabeza con pelucas y se aplicaba una inquietante máscara de arcilla sobre el rostro, pintada con manganeso o con ocre.
A pesar del valor histórico de estos hallazgos, la sociedad chilena no le ha otorgado la importancia que merece. De hecho, el descubrimiento de esta cultura data desde hace un siglo, por un arqueólogo alemán de nombre Max Uhle; y aunque ya tiene muchos años que se divulgó la existencia de las momias, pocos lugareños del norte de Chile están conscientes de que éstas sean las momias más antiguas del mundo.
La comunidad científica del país andino espera que esta situación cambie el próximo año, una vez que la UNESCO reconozca los sitios arqueológicos de Chinchorro como Patrimonio de la Humanidad y así se dispare el turismo. Por el momento, la zona figura en la lista preliminar de la UNESCO y se anticipa que para 2020 se le otorgue este importante estatus.
Con información de CNN.
