Una persona masoquista es alguien que encuentra gratificación a través del dolor y la degradación, o placer en la abnegación. Un masoquista sexual es alguien a quien le gusta el dolor como parte de la actividad sexual, lo que puede tener ventajas y ser una práctica saludable y empoderadora.
Sin embargo, también existen tipos de masoquismo menos saludables que se manifiestan en la vida personal y profesional de las personas, por ejemplo, el masoquista psicológico: aquel que busca formas de atormentarse en su día a día.
¿Cómo es un masoquista?
Un masoquista psicológico repite comportamientos, rasgos y tendencias masoquistas características e incluso comunes, como no poder decir no, esforzarse mucho en ser bueno, sentirse constantemente atraído a narcisistas, no poder defenderse, ser perfeccionista, juzgarse por las emociones negativas, estar atraído al drama o incluso temer y huir de aquello que se sienta bien.
Por otra parte, la cantidad de dolor involucrado con el que un masoquista sexual siente placer puede variar desde la humillación ritual con poca violencia, hasta fuertes azotes o golpizas, pero por lo general, el masoquista conserva cierto control sobre la situación y puede poner fin al comportamiento abusivo antes de resultar gravemente lastimado.
Si bien el dolor puede causar cierta excitación sexual en muchas personas, para el masoquista se convierte en el fin principal de la actividad sexual, aunque el término se usa con frecuencia en un contexto social más relajado en el que el masoquismo se define como el comportamiento de alguien que busca y disfruta de situaciones de humillación o abuso.
En un estudio reciente, la razón más frecuente para ser un masoquista y participar en prácticas consideradas sadomasoquistas fue dar o intercambiar poder con otra persona. Algunos otros respondieron que la práctica les permitió entrar en un estado alternativo de conciencia, uno que podría conducir a un estado algo meditativo y relajado.
