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CIENCIA Y TECNOLOGíA

Quién fue Mario Molina, científico mexicano ganador del premio Nobel

El doctor Molina también tuvo un lugar en el consejo de asesores de Barack Obama

La tarde de este 7 de octubre, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dio a conocer el fallecimiento de Mario Molina, científico mexicano laureado con el Premio Nobel de Química de 1995. El Gobierno de México lamentó la pérdida y transmitió su pésame a los familiares y amigos del respetado químico. Tenía 77 años de edad.

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José Mario Molina Pasquel y Henríquez nació en la Ciudad de México el 19 de marzo de 1943. Como egresado de la Facultad de Química de la UNAM en ingeniería química, viajó a Alemania para estudiar un posgrado en la Universidad de Friburgo, y concluyó sus estudios en la Universidad de California en Berkeley con un doctorado en fisicoquímica.

Durante su estancia en Berkeley, al inicio de la década de los 70, Molina se integró al equipo de investigación del reconocido científico George C. Pimentel, inventor del láser químico, y fue aquí donde conoció a su primera esposa, Luisa Y. Tan, con quien contrajo matrimonio en 1973.

Poco tiempo después, ya en la Universidad de California-Irvine, Molina empezó a trabajar con el profesor F. Sherwood Rowland para estudiar los efectos ambientales de los clorofluorocarbonos (CFC) acumulados en la atmósfera.

Los CFC son grupos de compuestos que contienen cloro, flúor y carbono. Estos gases pueden ser emitidos por aparatos electrodomésticos como aires acondicionados y neveras, y también pueden ser encontrados en aerosoles, así como en diversos procesos industriales.

Previo al trabajo de Molina y Sherwood, el mundo ignoraba que los CFC tuvieran algún efecto negativo en la capa de ozono, hasta que su estudio salió publicado en la revista Nature en 1974. Así dice el resumen del estudio, un parteaguas en el terreno de la protección del medio ambiente:

“Los clorofluorometanos se suman al medio ambiente en cantidades cada vez mayores. Estos compuestos son químicamente inertes y pueden permanecer en la atmósfera durante 40 a 150 años, y se puede esperar que las concentraciones alcancen de 10 a 30 veces los niveles actuales. La fotodisociación de los clorofluorometanos en la estratosfera produce cantidades significativas de átomos de cloro y conduce a la destrucción del ozono atmosférico.”

La importancia del estudio no puede ser sobreestimada y esto condujo a más estudios científicos en la materia, así como una regulación del uso de aerosoles en el sector industrial en 1978. El doctor Molina y sus colaboradores comparecieron ante el Congreso en el marco de esta iniciativa de controlar las emisiones de CFC.

Ya para 1987, el primer acuerdo internacional sobre CFC fue establecido en la forma del Protocolo de Montreal, el cual sigue siendo un modelo de colaboración internacional para abordar un problema global. Todo esto a raíz del estudio que realizaron Molina y Sherwood, quienes fueron galardonados, junto con Paul Crutzen, con el Premio Nobel de Química en 1995.

De tal forma, Mario Molina se convertiría en el primer científico mexicano en ser reconocido con el Nobel de Química, y el tercer mexicano en ser condecorado con uno de estos laureles, luego de Alfonso García Robles, Premio Nobel de la Paz en 1982, y Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura en 1990.

El doctor Molina también fue premiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en 1999, obtuvo el premio Tyler al Logro Ambiental en 1983, así como el Premio John Gustavus Esseler de la Sociedad Estadounidense de Química en 1987, entre muchos otros reconocimientos.

Entre los numerosos consejos, academias e institutos de los que formaba parte, destacó su participación en el Consejo de Asesores del Presidente (de Estados Unidos) en Ciencia y Tecnología durante las presidencias de Bill Clinton y Barack Obama. Encima de esto, fue condecorado por Obama en 2013, con la Medalla Presidencial de la Libertad, el reconocimiento más alto otorgado a un civil por el gobierno de EE.UU. (Molina obtuvo la ciudadanía estadounidense en 1989).

Como presidente del Centro Mario Molina Para Estudios Estratégicos Sobre Energía y Medio Ambiente, fundado en 2004, el doctor Molina trabajó con el gobierno de México con el fin de “encontrar soluciones prácticas, realistas y de fondo a los problemas relacionados con la protección del medio ambiente, el uso de la energía y la prevención del cambio climático, a fin de fomentar el desarrollo sustentable.”

Cuando no estaba recibiendo premios o asesorando a presidentes, el doctor Molina se dedicaba a la docencia. En 1989 se integró al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y desde 2005 hasta su muerte se desempeñó como profesor de la Universidad de California en San Diego.

Al doctor Molina le sobreviven su esposa Guadalupe Álvarez, con quien se casó en 2006, y sus hijos.