En California, Estados Unidos, quedó un triste recordatorio de que la pandemia de COVID-19 no perdona ninguna etapa de la vida: una madre murió en el hospital por complicaciones de la enfermedad sin tener la oportunidad de tener contacto con su hija recién nacida.
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Vanessa Cárdenas González, quien ya era madre de dos niños, dio positivo por COVID-19 en noviembre, mientras estaba embarazada de su hija.
Finalmente, el 9 de noviembre la mujer de 33 años dio a luz a Heaven (Cielo en inglés); inmediatamente fueron separadas para evitar el contagio del coronavirus. Ambas fueron dadas de alta.
A Vanessa los médicos le indicaron aislarse en su casa, bajo la supervisión de su esposo, Alfonso. Ella se sentía emocionalmente destrozada por solo poder ver a su hija a través de dispositivos electrónicos.
Dos días después de dar a luz, el 11 de noviembre, la madre sufrió un infarto a consecuencia del COVID-19 y tuvo que ser llevada de vuelta al hospital.
Vanessa pasó poco más de un mes luchando por su vida hasta que el 14 de diciembre falleció.
Por su parte, un devastado Alfonso declaró que mantendrá las pertenencias de su pareja hasta que la niña sea mayor y pueda entregárselas. “Le diré que era mi costilla. Que era mi otra mitad”.
El padre considera que el nombre de la niña, Cielo, fue profético. “Mamá estaba por irse al cielo”. Lo que más lamenta es que “no pudo cargar ni tener ningún contacto con su primera bebé niña”.
Mientras tanto, una amiga de la familia de nombre Desiree Vera inició una campaña de fondeo en GoFundMe para pagar los servicios funerarios de Vanessa. Al momento de las redacción de esta nota ya están por alcanzar los 43 mil dólares.
