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FAMILIA

La mujer que ama a su hija pero que detesta ser madre

Karla Tenório encabeza un grupo de "madres arrepentidas" en Brasil

Karla Tenório es una escritora y actriz brasileña con una característica peculiar, o quizás no tanto. Ella ama a su hija de 10 años pero dice que siempre ha detestado la noción clásica de maternidad. A causa de ello, formó un grupo de terapia de “madres arrepentidas”.

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“Transformé mi angustia en un movimiento de apoyo a las mujeres como yo: a las que no les gusta la maternidad”. De 38 años de edad, Karla creó ‘Madre Arrepentida’, un grupo “que pretende liberar la voz de las madres que no son felices como tales, que sufren y sienten culpa por la maternidad”.

¿Cuáles deben ser las cualidades típicas de una madre? Un amor incondicional a su hijo, sacrificar la sexualidad para no avergonzar a la familia, dedicarse de tiempo completo a la crianza y al trabajo doméstico, transformarse en la Virgen María. De acuerdo a lo comentado por Karla a medios locales, la maternidad es una construcción social basada en una ética cristiana que te inunda de culpa.

“​La maternidad implica todo un cuidado con la higiene, la formación de un ciudadano, un estudio de psicología para entender cada fase del desarrollo, además del dinero para pagar todos los gastos de un niño. Es una bola extremadamente asfixiante estructurada por la sociedad. La maternidad es una empresa de alto riesgo, sin reconocimiento y sin retorno”.

“Desde que la cabeza de mi hija salió” aborreció el futuro que le esperaba. “Cuando me casé, no quería ser madre, pero hoy veo que cedí a un deseo que no era mío”. A pesar de esto, no optó por el aborto por pertenecer a una familia muy religiosa, aunque sí desarrolló un cuadro de psicosis posparto en su anhelo por ser “una madre ejemplar”.

“En la psicosis, pierdes la noción del tiempo, te cierras al mundo, te conviertes en una cuidadora excesiva. Llevé, por ejemplo, un cuaderno en el que anotaba cuántos minutos amamantaba mi hija de cada pecho. Nunca tuve una niñera, dejé de hacer muchas cosas, dejé de aceptar trabajos para ser una excelente madre, por la culpa”.

Asegura que sus síntomas de una madre arrepentida fueron “la frustración, la sensación de que la vida se acaba, el abandono, el desánimo para desarrollar nuevos proyectos vitales”, pero le tomó diez años asumirse como tal.

“No estaba sola”

Fue en 2017 cuando descubrió que había muchas otras mujeres que se sentían igual que ella. Pudo ver que podía seguir amando a su hija, Flor Inae, “una persona increíble, una historia de éxito, porque es una chica obediente, buena gente, que tiene valores”, pero al mismo tiempo rechazar el concepto clásico y romántico de la maternidad latina y cristiana.

“Soy la titular del cuidado físico de mi hija hasta que pueda valerse por sí misma, pero, para la sociedad, no es sólo eso. La madre es la responsable de esa alma hasta el final de la vida, una santa arquetípica, que nos bendice allí donde estemos”.

Karla indica que su iniciativa ha sido criticada, “sobre todo por hombres”, pero aún así, sigue luchando para generar conciencia sobre lo que realmente implica la maternidad y para permitir que otras madres se desahoguen.

“No sólo quiero decir que soy una madre arrepentida, quiero ofrecer mi dolor para hablar de algo profundo, que afecta a muchas personas”, dice.