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POLíTICA

¿Quién Es Lula da Silva?

Lula buscará regresar a la presidencia el 30 de octubre para asumir su tercer mandato

Este domingo 30 de octubre se realizará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, contienda electoral que confronta al presidente Jair Bolsonaro con Luiz Inácio Lula da Silva. El siguiente perfil busca retratar la trayectoria política del expresidente, ahora candidato, Lula da Silva.

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Es bien sabido en el ámbito internacional que Lula aspiró sin éxito a la presidencia en tres ocasiones hasta que, en la cuarta oportunidad, conquistó la titularidad del Poder Ejecutivo. Luiz Inácio Lula da Silva asumió su primer mandato el 1 de enero de 2003, convirtiéndose en el presidente número 35 de la República Federativa de Brasil.

Como obrero en el sector metalúrgico y líder sindical, Lula fue una figura prominente durante las huelgas laborales de la década de los 70, cuando los trabajadores desafiaban la represión de la dictadura militar para exigir salarios dignos. En 1980, Lula pasó a ser uno de los fundadores del Partido de los Trabajadores (PT) y fue electo al cargo como primer presidente de este partido de izquierda.

Bajo el liderazgo de Lula, el PT jugó un papel importante en la transición política de Brasil a una democracia, contribuyendo a la redacción de una nueva Constitución. De 1987 a 1991, Lula fungió como diputado federal en representación de Sao Paulo, pero a su juicio, la Constitución quedaba corta de las demandas progresistas de su partido, por lo que buscó la presidencia por primera vez en 1989, siendo derrotado por Fernando Collor de Mello.

La democracia posdictadura de Brasil tuvo varios tropezones, reflejados en la destitución de Collor de Mello por cargos de corrupción en 1992. Lula vio la oportunidad para postularse de nuevo; sin embargo, las propuestas del ex-ministro de Finanzas, Fernando Henrique Cardoso, para estabilizar la economía brasileña resultaron más atractivas a los electores, lo que le permitió alcanzar el triunfo electoral, no solo en 1994, también en 1998, venciendo a Lula en ambas contiendas.

En 2002, Lula buscó la presidencia por cuarta ocasión y esta vez adoptó el consejo de sus asesores para moderar su imagen. El “eterno candidato” se afeitó la barba y dejó en el clóset sus playeras del Che Guevara. Con el 61 por ciento de los votos, Lula por fin conquistó el puesto que tanto se le había escapado de las manos. En su campaña prometió un cambio y la mayoría de los votantes decidieron darle una oportunidad.

Con el apoyo de los altos precios de las materias primas, el gobierno de Lula tuvo los recursos para introducir programas sociales ambiciosos para combatir la pobreza, como Bolsa Família y Fome Zero. En un continente marcado por las dictaduras militares de ultraderecha por un lado y las revoluciones socialistas por el otro, Lula demostró que sí era posible gobernar desde la izquierda con una plataforma progresista de reformas sociales que podría beneficiar a la mayoría de la población.

Descrito por Barack Obama como “el político más popular de la Tierra”, Lula conquistó las elecciones de 2006 sin problema alguno, amarró las sedes de la Copa del Mundo y de los Juego Olímpicos para Brasil y dejó la presidencia con un nivel de popularidad cercano al 80 por ciento, abriéndole las puertas a su sucesora, Dilma Rouseff, para llegar al Poder Ejecutivo y garantizar la continuidad de su proyecto de nación.

Y luego todo se desmoronó…

Lula: Caída y regreso triunfal

El 12 de julio de 2017, el juez Sergio Moro condenó a Lula da Silva a nueve años de prisión al ser hallado culpable de aceptar sobornos, tráfico de influencias, lavado de dinero y obstrucción de justicia. La sentencia fue resultado de un largo proceso que empezó en 2014 con una investigación conocida como Operación Autolavado.

En 2015, Lula fue señalado en la investigación por cabildear en el extranjero a nombre de la empresa Odebrecht. Varios ejecutivos fueron detenidos y acusados de sobornar a funcionarios públicos de Brasil y de otros países. La policía hizo redadas en propiedades de Lula y de su familia, y el expresidente denunció que había una persecución política en su contra. La presidenta Rouseff intentó designar a Lula como su jefe de la oficina presidencial, así otorgándole fuero, pero la Suprema Corte anuló el nombramiento.

Tras ser hallado culpable, Lula pudo seguir su proceso en libertad para apelar el veredicto. El 25 de enero de 2018, una corte reafirmó el veredicto y aumentó la condena a 12 años. En abril, Lula ya había agotado todos sus recursos jurídicos para permanecer fuera de prisión cuando fue finalmente arrestado.

El expresidente pasó 580 días en prisión cuando, en noviembre de 2019, el Supremo Tribunal Federal dictaminó que los encarcelamientos con apelación pendiente eran ilegales. Lula fue puesto en libertad de forma inmediata. En 2021, la Suprema Corte halló que los cargos en contra de Lula carecían de mérito porque se había demostrado que el juez Moro había conspirado con la fiscalía para evitar que el expresidente se postulara a la presidencia en 2018.

Con esta decisión, Lula obtuvo de vuelta sus derechos políticos, oportunidad que no desperdició para volver a aspirar a su viejo puesto. Sin embargo, el escándalo de corrupción pasó factura y la impecable reputación de Lula al finalizar su mandato se vio drásticamente manchada en la mirada de muchos votantes. ¿Tendrá el suficiente respaldo popular para derrotar a Jair Bolsonaro este 30 de agosto?.