El 21 de septiembre tuvo su estreno en Netflix una serie de televisión inspirada en la vida de Jeffrey Dahmer, el notorio asesino serial estadounidense también conocido como “el Caníbal de Milwaukee”. A continuación te explicamos cómo fue que su detención hace treinta años fascinó al mundo.
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El 22 de julio de 1991, un joven afroamericano de nombre Tracy Edwards recibió 100 dólares a cambio de posar para unas fotografías. La oferta se la hizo un sujeto que se presentó como Jeffrey Dahmer, y lo convenció a que fueran a su departamento para hacer la sesión íntima.
Al llegar al departamento, Edwards se percató de un olor extraño y al poco tiempo Dahmer intentó someterlo con unas esposas y un cuchillo. En un momento de descuido, el joven pudo golpear a su extraño agresor para luego salir corriendo por la puerta.
No lejos de ahí, Edwards, quien estaba esposado, alertó a una patrulla y le pidió a los oficiales que lo acompañaran a un departamento donde un sujeto había intentado agredirlo con un cuchillo.
Dahmer le permitió el ingreso a los oficiales a su vivienda y estos pudieron dar constancia de las acusaciones de Edwards. A la vista de uno de los policías saltó una serie de fotografías sospechosas.
Los uniformados detuvieron a Dahmer, quien prácticamente confesó al instante sus delitos. Cuando uno de los policías abrió el refrigerador, encontraron restos de un ser humano.
Al día siguiente se dio a conocer en medios nacionales los macabros hallazgos en el interior de un pequeño departamento de Milwaukee. “Era más como desmantelar el museo de alguien que una escena de un crimen”, dijo el médico forense en jefe.
Jeffrey Lionel Dahmer, nacido el 21 de mayo de 1960 en Milwaukee, Wisconsin, fue criado por padres de clase media. En su adolescencia descubrió que era homosexual pero presuntamente nunca terminó por aceptar su orientación sexual.
Dahmer cometió su primer asesinato en 1978, tres semanas después de terminar la preparatoria, cuando le dio aventón a un joven de 19 años de nombre Steven Hicks que caminaba a un costado de la carretera, en su trayecto a un concierto de rock. Dahmer lo convenció a que fueran a su casa a tomar cervezas. Cuando Hicks intentó marcharse, Dahmer lo asesinó y enterró la evidencia en el jardín.
Dahmer no volvió a cometer otro asesinato sino hasta 1987. Durante esos diez años, se alistó en las fuerzas armadas, cumpliendo su servicio en Alemania. Sin embargo, a causa de su adicción al alcohol, Dahmer fue echado del ejército. De vuelta en Estados Unidos, Dahmer fue detenido por varios delitos menores como consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública, conducta inapropiada, exhibicionismo público y acoso sexual.
Además de Hicks, homicidio que cometió en Ohio, Dahmer confesó haber matado a dieciséis hombres entre 1987 y 1991 en el estado de Wisconsin. Durante el proceso interrogatorio, Dahmer optó por no recibir la asesoría de un abogado, insistiendo lo siguiente: “Yo soy responsable de este horror y tiene sentido que haga todo lo posible para ponerle fin”. Aunque la mayoría de sus víctimas fueron jóvenes afroamericanos, Dahmer indicó que no escogía a sus presas por su color de piel sino por su atractivo físico.
El juicio duró apenas dos semanas. El 15 de febrero de 1991, Dahmer fue condenado a cadena perpetua y se determinó en la sentencia que el acusado estaba en posesión de sus facultades mentales. Dahmer declaró en el cierre de su juicio que nunca había deseado la libertad después de su arresto y que “francamente” deseaba su propia muerte.
El 28 de noviembre de 1994, Dahmer fue asesinado junto con otro recluso por un compañero de prisión de nombre Christopher Scarver. El asesino serial también conocido como “el monstruo de Milwaukee” fue golpeado hasta la muerte por Scarver, presuntamente en venganza por las vidas de todas las personas afrodescendientes que cobró.
