El joven candidato social liberal del movimiento En Marcha!, Emmanuel Macron, ganó la primera vuelta de la elección presidencial gracias al apoyo de la llamada “Francia de arriba”.
El aspirante de En Marche! sedujo a los electores urbanos de altos ingresos y a los profesionistas exitosos; se impuso en los hogares acomodados, los que sacaron provecho de la globalización. Más del 57% de los sufragios a favor de Macron viene de los franceses prósperos.
De acuerdo con Madani Cheurfa, secretario general del Instituto de Estudios Políticos de París, Emmanuel Macron logró abrirse paso al presentarse como el candidato antisistema, pese a ser un producto de ese mismo sistema. Esto le ha permitido recibir el apoyo de aquellos que rechazan a los partidos tradicionales en el poder, que hoy se encuentran fracturados y sumidos en escándalos y fracasos.
Algunos de los partidarios de Macron, ven a su candidato como la encarnación de la juventud, la continuidad del proyecto europeo, el progresismo y los valores universales contra el repliegue identitario, otros simplemente lo ven como la opción para evitar que llegue Le Pen al Palacio del Elíseo.
Por otro lado, la nacionalista Marine Le Pen, rival de Macron, se apoyó en la Francia que sufre, en los obreros, en las víctimas de las deslocalizaciones industriales, y en el mundo rural, en fin, en todos los perdedores de la globalización, que rechazan tajantemente el neoliberalismo al servicio del capitalismo financiero; encarnado según ellos, en Emmanuel Macron.
Mientras la candidata antieuro y antinmigración era recibida con vítores como una salvadora por los trabajadores en huelga de una fábrica Whirlpool, amenazada de deslocalización, Emmanuel Macron tenía que soportar abucheos en el mismo sitio.
Ambos se han lanzado a la caza del electorado del conservador Fillon y del izquierdista Mélenchon.
(Fuente: Dirección de Información Internacional de Noticieros Televisa)
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