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CORRUPCIóN

El problema es la desigualdad

8 personas concentran la mitad de la riqueza del mundo… ¿cuál es el problema?

Fue publicado en este inicio del 2017 un dato que arroja luz sobre la situación de desigualdad en el mundo. La información se resume en que 8 de las personas más ricas del mundo poseen el mismo valor de riqueza que 3.6 mil millones de personas. Siendo la población total del planeta 7.4 mil millones de habitantes, esto significa que la riqueza del 48%  equivale a la concentración de la riqueza de tan sólo 8 personas.

Puesto de otro modo, 8 personas son dueñas de la mitad de la riqueza del mundo.

Esto ha sido un caso llamativo dados los altos índices de desigualdad en el globo, incluyendo México, y que han causado descontento entre los ciudadanos. Incluso, Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam International dijo:

Es obsceno que tanta riqueza se quede en las manos de tan pocos cuando una de cada 10 personas sobrevive con menos de dos dólares diarios. La desigualdad está atrapando a cientos de millones en la pobreza; y esto está fracturando nuestras sociedades y socavando la democracia.

Advertencias de Stiglitz: el 1% más rico

Miembros de la familia Rockefeller. (Photo by Hulton Archive/Getty Images)

En mayo de 2011, el premio Nobel de economía, Joseph E. Stiglitz publicó un artículo titulado Of the 1%, By the 1%, For the 1% (“Sobre el 1%, por el 1%, para el 1%”). En este artículo, el autor escribe sobre las concentraciones masivas que se han hecho entre los más ricos.

Inicia alegando cómo los economistas han intentado justificar la desigualdad en el mundo con una teoría llamada “Marginal-Productivity Theory”. Esta asocia los altos ingresos con la alta productividad y una mayor contribución a la sociedad. Es decir, entre más produces más ganas y aportas a la sociedad. Sin embargo, Stiglitz señala que existe poco sustento para esta teoría (que siempre ha sido alabada por los más ricos). Incluso reclama el hecho de que aquellos que provocaron la crisis del 2008 por un mal manejo y errores en la bolsa recibieron bonificaciones millonarias, a pesar de que afectaron profundamente a la sociedad  llevándola a una recesión económica.

Otra de sus críticas es al argumento de que el “pastel no está mal dividido, sino que es muy pequeño”. A esto dice:

Este argumento es fundamentalmente erróneo. En una economía en la que a la mayoría de los ciudadanos les va cada año peor–como en Estados Unidos– no se puede esperar que le vaya bien en el largo plazo.

Esto lo explica apoyándose en 3 argumentos:

  1. El aumento de la desigualdad es una de las caras de la reducción de las oportunidades. Aquí señala que no se están aprovechando uno de los activos más valiosos de la sociedad: sus mismos ciudadanos, quienes podrían ser productivos.
  2. Existen distorsiones que agudizan aún más la desigualdad. Aquí hace referencia a monopolios e impuestos diferenciados que benefician intereses especiales.
  3. Plantea que una economía moderna requiere de una “acción colectiva”. Con esto se refiere a que es necesario que el gobierno invierta en educación, tecnología e infraestructura. Y critica la reducción de inversión que se ha hecho en los últimos años.

La desigualdad y las grandes diferencias económicas entre ricos y pobres dividen a la sociedad. Los ricos dejan de depender cada vez más y más de los servicios públicos, pues lo pueden pagar por su propia cuenta. Esto provoca dos cosas, según el premio Nobel: distancia con la “gente común” y alegan también un miedo hacia el Estado, el ente que podría regular y balancear la distribución de la riqueza, vulnerando así su estilo de vida.

Es en este punto donde Stiglitz alega que en Estados Unidos el Estado funciona en favor de los más ricos, pues está demasiado comprometido para hacer algo al respecto gracias a las deudas políticas que tiene el gobierno.

Stiglitz reconoce que sigue sin existir un consenso de por qué hay una creciente desigualdad a pesar de señalar todo lo anterior. Pero añade que es el 1% quien busca que exista la desigualdad en Estados Unidos. 

El ejemplo más obvio son las políticas fiscales. Reducir impuestos, factor que le da la mayor cantidad de ganancias a los más ricos, les ha regalado “un paseo prácticamente gratuito”. […]

El ser laxos con las “anti-trust laws”, especialmente durante administraciones de republicanos, ha sido un mandado de Dios para el 1 por ciento. Mucha de la desigualdad de hoy es gracias a la manipulación del sistema financiero, permitiendo cambios en las reglas por medio de pagos de la industria financiera – una de sus mejores inversiones. El gobierno ha prestado dinero a las instituciones financieras con una tasa de intereses cercana al 0 por ciento, proveyendo rescates financieros en buenos términos cuando todo lo demás ha fallado. Reguladores se han hecho de la vista gorda con la transparencia y los conflictos de interés.

La reducción de impuestos está basada en torno a un concepto conocido como “Trickle-Down Economics”. Esta teoría se resume en lo siguiente: Cuando se reducen los impuestos a grandes empresas, esto incentiva la inversión de capital. Gracias a esta teoría se argumenta que si una empresa paga pocos impuestos, recibe mayores ganancias y estas ganancias provocan al mismo tiempo mayores empleos, mejores sueldos y una mejoría en general en la calidad para los trabajadores dentro de una empresa.

Trabajadores en oficina. (Photo by Steve Eason/Hulton Archive/Getty Images)

Existen muchos argumentos (sustentando y desacreditando) en torno a la validez de esta teoría. Sin embargo, hemos visto en países como Estados Unidos que las discusiones en torno al aumento o la reducción de impuestos es una tendencia en la discusión pública. Tan sólo el año pasado el Senador Bernie Sanders hablaba sobre un aumento a los impuestos a grandes corporaciones, mientras que Donald Trump habló sobre hacer una reducción para beneficiar la inversión nacional.

Stiglitz concluye que hay que entender correctamente el interés personal. Con esto se refiere a que el “interés personal” se termina en el simple hecho de pensar en uno mismo, pero que cuando se comprende correctamente, se da por sentado que el beneficio colectivo lleva al beneficio personal.

Y su advertencia al final del texto es:

El top 1 por ciento tienen las mejores casas, la mejor educación, los mejores doctores y el mejor estilo de vida, pero hay una cosa que el dinero no parece poder comprar: Un entendimiento de que su destino se relaciona con la forma en la que vive el 99 por ciento. A través de la historia, esto es algo que el 1 por ciento eventualmente entiende. Demasiado tarde.

La concentración de la riqueza

Persona camina en Ecatepec. (Photo by Hector Vivas/LatinContent/Getty Images)

De modo que las críticas a la desigualdad están. Desde la crisis del ’29 en Estados Unidos se han buscado formas de evitar que este problema se convierta en una catástrofe social. Hoy las condiciones son otras y el reporte de Oxfam advierte sobre el descontento que trae una concentración de riqueza que lleva de la mano tanta desigualdad. La pregunta que queda es ¿qué se hará al respecto?