Mucho antes de el llamado descubrimiento de América, y siglos antes de las primeras expediciones occidentales a la región de Oceanía, un príncipe inca con temple de explorador realizó un aventurado viaje a las islas remotas del océano Pacífico.
El interés de los peruanos por Oceanía comenzó con los incas, alrededor de 1465, antes de que Cristóbal Colón llegara por primera vez al continente americano.
Entonces, un hatun auqui (príncipe conquistador en Inca) llamad Túpac Yupanqui emprendería una expedición a las actuales islas de la Polinesia, una de las subregiones de Oceanía.
La misión de Yupanqui; quien posteriormente se convertiría en gobernante de la civilización Inca; prometía oro, encontrar nuevas especies de animales y de plantas, las cuales podrían resultar útiles para el gigantesco imperio sudamericano.
De acuerdo con el historiador peruano José Antonio del Busto, autor del libro Túpac Yupanqui, descubridor de Oceanía, el príncipe inca conoció el mar cuando conquistó el golfo de Guayaquil, en Ecuador, y descubrió las balsas que ahí creaban.
Siguiendo a demás las corrientes y los vientos, entendió que éstas (las balsas) podían llegar a cualquier parte”, dijo Del Busto hace algunos años al diario El Comercio.
Túpac Yupanqui, de acuerdo con el historiador, conquistó un área terrestre similar a la conquistada por Alejandro Magno. Después de conquistar Guayaquil, obtuvo control de la isla Puná de Ecuador, a la cual llegó en balsa.
Fue en Puná que recibió noticias de la existencia de dos islas que albergaban una supuesta variedad de recursos: Auchumbi y Ninachumbi. Muchos cronistas del siglo XVI en Perú coinciden con este relato, incluyendo los textos de Pedro Sarmiento de Gamboa, Martín de Murúa y Miguel Cabello de Balboa.
De acuerdo con la teoría de Del Busto, Yupanqui partió con 120 embarcaciones y 2 mil hombres hacia las islas, actualmente conocidas como Mangareva y Rapa Nui, o Isla de Pascua. También llegaría a la isla de Nuku Hiva, en el archipiélago de las Islas Marquesas.
Las crónicas indican que el príncipe inca regresó con oro, plata, esmeraldas, animales raros e, incluso, esclavos probablemente provenientes de Melanesia.
Vale la pena mencionar que en la isla de Nuku Hiva se hallaron quipus, una herramienta inca para llevar la contabilidad. En ese lugar se les conoce como ‘quiponas’.
Otro especialista llamado Joseph Dager, profesor de historia en la Universidad Antonio Ruíz de Montoya, existen dos indicios que predominan en la teoría de la presencia inca en Oceanía.
El primero es la leyenda del Rey Tupa, la cual se mantiene en la isla de Mangareva en la actualidad. Incluso existe una danza dedicada al llamado Rey Tupa.
En este relato, se habla de la llegada de este personaje, quien llegó en una flota de balsas a vela con doble mástil (conocidas en la isla como pae pae).
A su llegada, los nativos fueron deslumbrados con los objetos de cerámica que llevaban, así como con los objetos de piedra y la textilería.
El segundo indicio más importante está en Rapa Nui, o la Isla de Pascua, que alberga una construcción con características parecidas a la arquitectura inca llamada ‘Vinapú’.
Es una construcción en la que ponen piedra sobre piedra, y entre estas no puede entrar ni un clavo. Esta técnica se ve en las ciudades incaicas del Cusco”, señala Dager.
Entre los habitantes de la Isla de Pascua existe también una leyenda sobre un personaje bautizado como Mahuna-te Ra’a, que se traduce en el dialecto local como ‘hijo del Sol’.