La Independencia de México es una de las fechas más significativas de los mexicanos. Para poder entender el proceso que llevó a la Nueva España querer dejar de ser parte de la Corona de España, es importante recordar las causas internas y externas que desencadenaron el movimiento armado.

Factores internos y externos se conjuntaron para dar inicio a la guerra por la Independencia de México. Fue un proceso largo que se fue gestando durante los tres siglos de dominio de la Corona española tras la conquista de México-Tenochtitlán. Para poder entender los motivos que dieron pie a la Independencia, tenemos que repasar lo que pasaba en la Nueva España y más allá de las fronteras del virreinato.

Causas externas de la Independencia de México

Los Borbón | Foto: Wikimedia Commons

Entre las causas externas de la Independencia de México, encontramos la invasión de Napoleón Bonaparte a la Península Ibérica en 1808. Las tropas francesas entraron a Madrid y obligaron a que Carlos IV abdicará al trono. Napoleón nombró a su hermano, José Bonaparte, como el nuevo rey de España. Sin embargo grupos realistas declaraban que el rey era Fernando VII, hijo de Carlos IV, creando así un ambiente de incertidumbre en sus colonias de ultramar, entre ellas la Nueva España. Asimismo, las revoluciones de Estados Unidos (1776), Francia (1789) y Haití (1804) fueron fuente de inspiración ideológica para que las colonias hispanas buscarán su independencia.

Independencia de México causas y fecha — Fernando VII | Foto: Wikimedia Commons

Esto dio pie a los conocidos "salones" en la Nueva España. Estas tertulias sirvieron para la difusión de estas ideas y buscar como hacer frente a lo que se consideraba un monopolio español.

Causas internas de la Nueva España

Si bien son múltiples los factores que desencadenaron el movimiento de Independencia, podemos señalar dos hechos que fueron torales para que se diera el estallido social. Las reformas borbónicas, emitidas durante los reinados de Fernando VI y Carlos III, fueron una especie de enmiendas legislativas que buscaban frenar la independencia económica de las colonias españolas en América. En otras palabras, la centralización del estado.

Carlos III | Foto: Wikimedia Commons

Esto causó que se impusieron nuevos impuestos y nuevas medidas que causaron la quiebra de diversas empresas americanas o la expulsó de los jesuitas. Asimismo, hubo un mayor control burocrático del Estado de la economía, de la política y se limitó a la élite criolla. Y esto nos lleva al aspecto social. Los criollos, los hijos de españoles nacidos en la Nueva España, eran considerados de un estrato inferior de los españoles peninsulares. Recordemos que en la Nueva España existía un sistema de castas, en el que buena parte de la población era considerada inferior. Junto con las reformas económicas, el descontento al interior del virreinato aumentaba, y al mismo tiempo había agitación social y política.

Para 1809, en varias provincias de la Nueva España ya existía una agitación palpable. El desastre de las reformas económicas, la hambruna por la baja producción agrícola y la recesión económica dieron pie a que los criollos se unieran a los mestizos e indígenas para hacerse del poder. Esto tuvo su punto culminante durante la madrugada del 16 de septiembre de 1810. Miguel Hidalgo dio el famoso grito que dio inicio a la lucha armada que, durante 11 años, culminó con la Independencia de México y su consolidación como una nación independiente.