El huevo es uno de los alimentos preferidos para consumir durante el desayuno en varios lugares lugares del mundo y nada mejor que comer uno (o varios) que esté fresco, pero… ¿cómo saberlo? Con este truco lo podrás descubrir de manera sencilla y, sobre todo, muy rápido.
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Para poder conocer la frescura de un huevo solo bastaría con ver la caja, lugar donde se especifica la fecha en la que el producto fue empaquetado y el día límite para poder vender al consumidor. Sin embargo, la realidad es que pocas veces la gente tiene acceso a la caja con dicha información, por lo que hay otro procedimiento más sencillo para saber si un huevo es fresco y para realizarlo solo se necesita una taza (vaso) y agua.
Se deberá llenar la taza con el agua y posteriormente colocar el huevo con mucho cuidado, esto para que no se rompa. Si el producto se hunde y permanece en la parte inferior del recipiente, esto significa que el producto es fresco; por el contrario, si el huevo es viejo, este flotará.
¿Y por qué el huevo flota? Al paso del tiempo, el alimento va perdiendo agua a través del cascarón, razón por la cual pierde peso y gana aire en su interior, lo que provocará -evidentemente- que flote.
Los huevos frescos, con normalidad, tienen un mejor color y aportan mayor número de nutrientes; además permiten tener un desayuno, comida o cena con un sabor más agradable
