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ECONOMíA

Huawei: punta de lanza del implacable avance chino

Huawei, una compañía que transforma inversión e innovación en ganancias netas que se multiplican año con año.

Cabe mencionar que esta empresa global tiene presencia en más de 170 países, así como laboratorios y centros de investigación y desarrollo en Rusia, Estados Unidos, Japón, Francia y Reino Unido, por mencionar algunos territorios.

En 1987, Huawei comenzó a vender aparatos que en poco (o nada) tienen que ver con sus líneas más recientes de smartphones, relojes inteligentes y laptops de gama alta, pero más de tres décadas después de aquellos primeros productos, es la segunda empresa proveedora de tecnología de consumo más importante a nivel mundial.

El largo camino hacia el crecimiento

A pesar de contar con un vasto territorio rico en recursos naturales y una población que superaba a la de Japón, el Producto Interno Bruto (PIB) de China era apenas de 91 mil millones de dólares, mientras que el nipón ya superaba los 867 mil millones de dólares en 1950.

Hacia principios de la década de los sesenta y finales de los setenta, la cada vez más numerosa población china sufrió una caída masiva en su ingreso per cápita, que apenas creció  18% en casi 20 años.

Hacia 1977, la situación en el país se volvió crítica y para el entonces presidente Deng Xiaoping, se volvió claro que el modelo que había adoptado su Gobierno necesitaba un cambio radical.

En lugar de imponer duras reformas económicas, decidió convertir cinco ciudades clave, con acceso al mar y cerca de otros vecinos “más avanzados” como la entonces británica Hong Kong, en laboratorios en los que se cocinaría un cambio que 40 años más tarde, transformó a China en una superpotencia de clase global.

Shenzhen, la ciudad que transformaría toda China

Una de las cinco urbes, entonces aldeas de limitadísima importancia comercial (desde una perspectiva global), elegidas para convertirse en puntas de lanza del nuevo modelo económico que se buscaba impulsar, fue Shenzhen, ubicada estratégicamente cerca de Hong Kong y dentro de los confines de la provincia de Cantón.

Ya convertida en una de las primeras “zonas económicas especiales”, la calurosa Shenzhen, entonces una aldea de pescadores que poco o nulo contacto tenía con computadoras o innovaciones tecnológicas, comenzó a atraer jóvenes talentos de la vecina Hong Kong y del resto de las ciudades aledañas, que buscaban desarrollar sus propias empresas en esta nueva capital-incubadora de la innovación.

Antes de 1978, la población de Shenzhen era de apenas 367 mil personas, pero actualmente supera las 12.35 millones cuyo ingreso per cápita, suma unos de los PIB más altos de toda China.

El nuevo estatus económico de Shenzhen le dio a Hong Kong y al resto del mundo, una atractiva opción para manufacturar sus productos.

Mientras en otros países de primer mundo como Estados Unidos, España, Alemania o Japón, las compañías enfrentaban serios problemas para mantener bajos los precios de sus productos y elevar constantemente los salarios de sus empleados, en Shenzhen se ofreció mano de obra eficiente y cada vez más calificada, a cambio de sueldos mucho más atractivos para las empresas globales.

Esto provocó una migración masiva de firmas de todo el planeta hacia Shenzhen, que buscaban disminuir sus costos de producción al acceder a una infraestructura de manufactura mucho más flexible.

Dicho fenómeno provocó, a partir de 1978, una explosión demógrafica en Shenzhen que también vino acompañada de un aumento exponencial de empleo y de su ingreso per cápita.

Al menos 94% de las fábricas de Hong Kong se ubicaron en Cantón, mientras que más del 40% de estas, encontraron un nuevo hogar en Shenzhen, lo que, entre 1981 y 1993 años, disparó su PIB en 40%, poco más del 30% que el resto de China.

En cuestión de unos años, Hong Kong dejó de ser “la Perla de Oriente”, llamada así por los coloridos edificios que brillan en la noche, para convertirse en una ciudad que ya tenía que rivalizar en belleza, crecimiento, riqueza, infraestructura industrial y atractivo turístico y económico, con Shenzhen.

El nacimiento de Huawei Technologies Inc.

Este contexto nos lleva directamente al nacimiento de una empresa que, en tan solo 30 años, logró superar a su competidor más fiero: Apple, como el segundo proveedor de tecnología móvil de consumo más importante a nivel mundial, solo detrás de la surcoreana Samsung.

¿Cómo lo logró? Al charlar con algunos de los altos ejecutivos de la empresa en esa ciudad que construyeron para albergar, entre otras cosas, sus oficinas centrales, así como uno de sus 14 centros de Desarrollo e Innovación, entre otros edificios dedicados exclusivamente a la creación de nuevos y más confiables dispositivos inteligentes, conocimos la estrategia de Huawei para crecer tanto y tan rápido.

Parte de este éxito se debe a que desde el principio, la filosofía de la empresa, fue la de invertir sumas millonarias en la innovación, así como en la creación de nuevas tecnologías que hicieran sus productos cada vez más independientes de las tecnologías desarrolladas en Estados Unidos, Japón o Europa.

Vista trasera del Huawei P20 Pro (Flickr).

En la última década, Huawei ha invertido cerca de 60 mil 400 millones de dólares tan solo en el área de Desarrollo y la Investigación, lo que ha permitido que teléfonos como el Huawei Mate 10, el P20 Pro o incluso el Nova 3, diseñado para un público más joven, se infiltren en el gusto de los mercados de todo el mundo, debido a que ofrecen ventajas técnicas a la par de las de su competencia, pero a un precio mucho más competitivo.

A excepción de las cámaras Leica que los aparatos de gama alta de la marca llevan desde 2016, la mayoría del proceso de manufactura de sus dispositivos incluyen componentes hechos en casa, desde la carcasa hasta el procesador Kirin hecho por la firma HiSilicon, propiedad de Huawei.

Esto hace que los productos de la empresa china se vendan en mayor número que las propuestas de firmas tan potentes como Apple, LG, HTC o Motorola, a pesar de que en Estados Unidos, los teléfonos Huawei están prohibidos.

En marzo de este año, la empresa cantonesa liberó su reporte de ganancias en el que destacó un crecimiento en sus ingresos del 15.7% respecto al mismo periodo de 2016, mismos que superaron los siete mil millones de dólares anuales.

De acuerdo con este documento, las ventas de sus teléfonos en China y el resto de los mercados del mundo, alcanzó un aumento del 16%, mientras que su participación en el mercado se colocó detrás de solo uno de los tres titanes de la tecnología de consumo, la surcoreana Samsung.

Planta de producción de dispositivos Huawei en China (Huawei Technologies).

Hoy Huawei tiene presencia en 170 países y decenas de productos dirigidos a distintos tipos de mercados: del productivo al del entretenimiento, sin embargo, si en algo tienen fijadas sus miras los ejecutivos de más alto nivel de esta empresa, es en la inversión de nuevas tecnologías como la Quinta Generación de Transferencia de Datos Móviles o la anhelada 5G.

Sí, 39% de las ganancias netas anuales de Huawei corresponden al envío internacional de alrededor de 153 millones de dispositivos Huawei y Honor (una de sus submarcas) tan solo en 2017, pero la empresa también busca abrir nuevos mercados, como el del Internet of Things (IoT), la Inteligencia Artificial o el Cloud Computing.

Hasta ahora, esta firma china ha invertido 800 millones de dólares en desarrollar una conexión 5G que sea más rápida que la actual (4G LTE) y mucho más fiable al trabajar con más dispositivos inteligentes intercambiando información en tiempo real en todo momento y cuando se necesite.

Hoy la carrera por alcanzar y perfeccionar las tecnologías 5G está entre varios competidores de talla internacional, pero tomando en cuenta que Huawei ya anunció el inminente lanzamiento de su primer dispositivo 5G, los especialistas apuestan a que esta firma asiática podría estar cerca de robarse la delantera.

Los ojos del mundo están sobre Huawei no solo por las tecnologías que busca desarrollar, sino también en el inminente lanzamiento de una de sus apuestas más ambiciosas de fin de año: su buque insignia Huawei Mate 20 Pro.

La imparable expansión de una marca china

En 2017, el mundo fue tomado por sorpresa cuando Huawei lanzó la competencia directa del iPhone X y el iPhone 8, el Huawei Mate 10, un teléfono con especificaciones técnicas altas que, hasta la fecha, la logrado vender 10 millones de unidades a nivel global.

En 2018, tras el lanzamiento en marzo pasado de su sucesor espiritual (más no directo), el P20 Pro, Huawei celebró un incremento del 81% en sus ventas respecto al año pasado y el desplazamiento de seis millones de unidades de la familia P20 (P20, P20 Pro y P20 Lite) en todo el planeta.

Por ello, el valor de las acciones de la firma china experimentó un incremento del 15.8% en el último trimestre, lo que la colocó encima de Apple como segundo mayor vendedor de smartphones a nivel mundial, aún a pesar de las altas ventas que ha tenido su modelo más anticipado, el iPhone X, en todo el mundo.

Con tantas ganancias reportadas en solo una de las ramas clave que aborda Huawei, no es de sorprender su rápida expansión en otros mercados emergentes, como el africano.

En 2016, la empresa china inauguró un programa de incubadoras de iniciativas tecnológicas y de reclutamiento de talentos, como “Africans in Beijing”, que busca jóvenes africanos que puedan ayudar a la empresa china a entender mejor los mercados de este continente, así como desarrollar más y mejores soluciones para sus necesidades particulares.

En América Latina, por otro lado, Huawei también tiene presencia en la forma de un Centro Regional de Desarrollo de Software, que brinda servicios específicos para solucionar temas de comunicación para las pequeñas y medianas empresas de la región.

Con la nueva planta, la producción de Huawei en América Latina aumentará en 1.5 millones de unidades.

En este sentido, la firma china proyecta la apertura de una unidad regional de entrenamiento, así como la de sus oficinas centrales, lo que no es otra cosa que evidencia de que Huawei busca expandirse hacia todos los mercados, incluido Estados Unidos, donde sus productos no se pueden vender, pero en cuyos estados clave se encuentran más centros de desarrollo, así como de investigación de nuevas tecnologías.

En tan solo dos años desde 2017, Huawei pasó de la posición 88 a la 79 en la lista de Forbes de las empresas más valiosas de todo el planeta, donde también esta empresa figura como la única de origen chino entre todas las contempladas.

Ahora la carrera tecnológica que definirá cuál es la empresa más innovadora se encuentra en el carril de las comunicaciones 5G, así como en el desarrollo del Internet of Things (IoT) y de las conexiones masivas a internet móvil de baja latencia.

No obstante los obstáculos que se le han presentado a Huawei en esta carrera (siendo el último su exclusión de las pruebas de conexión en la India), la empresa confía en que pronto, su primer dispositivo móvil con conexión 5G, llegará a las masas, y si lo logra antes que su competencia, la empresa originaria de Shenzhen, se posicionará como la nueva líder de la telecomunicación global.

El crecimiento que Huawei ha experimentado en los últimos años es prueba de que, la decisión de Deng Xiaoping hace 40 años, pudo haber sido la mejor para colocar a China en una posición global que ya puso a temblar a otros países.