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SALUD

¿Cuál es la diferencia entre sudar demasiado y tener hiperhidrosis?

Un doctora experta explica los posibles tratamientos de la hiperhidrosis

La hiperhidrosis es la producción de sudor anormal o excesiva ante el ejercicio leve, frente a estímulos emocionales, como el estrés, o ante un aumento de la temperatura. En estos casos se suda en exceso y sin ningún motivo aparente, y puede ser muy incómodo para quien lo padece.

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¿Cómo sospechar de esta patología? La doctora Olga González Valle, jefa de Sección de Dermatología del Hospital Universitario de Getafe (Comunidad de Madrid), apunta en una entrevista con Infosalus que en estos casos se produce una secreción excesiva de sudor, que puede ser localizada (palmas, plantas, axilas), o bien generalizada.

“La piel está mojada, y a veces incluso gotea en las palmas de las manos o en las plantas de los pies, así como en las axilas, en el cuero cabelludo o bien en la espalda, incluso llegando a empapar la ropa o el cabello”, matiza la especialista.

Según concreta la integrante de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV), el diagnóstico de esta patología es clínico. “Normalmente el paciente acude a la consulta refiriendo un exceso de sudoración, y se puede comprobar observando la piel que está húmeda y a veces más fría o caliente de lo normal”, aprecia la experta.

Además, recuerda que existe el Test de Minor, en el que se aplica una solución de yodo sobre la piel y posteriormente polvos de almidón. “Con el sudor toma una coloración oscura. Nos sirve sobre todo para delimitar la zona de hiperhidrosis en las formas localizadas”, añade.

En concreto, la doctora González Valle indica que la hiperhidrosis puede ser primaria o secundaria. En el caso de la primaria, esta se caracteriza por: aparecer sin causa aparente y con mucha frecuencia con antecedentes de casos similares en la familia. Puede manifestarse desde la infancia o la pubertad. No se suda durante la noche, y no tiene gravedad. Suele ser localizada en palmas, plantas y axilas.

En el caso de la hiperhidrosis secundaria dice que puede ser debida a cambios psiológicos como la menopausia; a algunos medicamentos (antidepresivos, tratamientos hormonales, antiinflamatorios o ácido acetil salicílico); o bien a
enfermedades (alteraciones de tiroides, infecciones, tumores, enfermedades neurológicas). En este caso puede iniciarse en el adulto, suele ser generalizada, a veces más intensa por la noche, y asocia otros síntomas como fiebre, pérdida de peso, temblores, entre otros.

Cirugía y otros tratamientos

En cuanto al tratamiento, la experta del Hospital Universitario de Getafe remarca que existen varias opciones, desde los tratamientos tópicos, hasta la cirugía. En el caso de los tratamientos tópicos, menciona a los desodorantes, que no reducen la sudoración, pero sí evitan el mal olor corporal; así como los antitranspirantes, compuestos a base de cloruro de aluminio en solución, toallitas o geles, que se aplican por la noche con la piel seca, inicialmente a diario y luego una o dos veces en la semana, eso sí, como inconveniente advierte de que pueden irritar la piel. Apunta a su vez a otra serie de soluciones (glucopirrolato o formalina, entre otros).

Como segunda opción se encontrarían los tratamientos por vía oral, especialmente para la hiperhidrosis generalizada, tales como la oxibutinina (anticolinérgico), que como inconveniente, según precisa, dependiendo de la dosis puede provocar sequedad de boca y ojos, retención urinaria, o hasta visión borrosa. También cita a los ansiolíticos en los casos de estrés o de ansiedad.

La doctora González Valle señala que también la hiperhidrosis puede tratarse a través de parches transdérmicos de oxibutinina, o bien gracias a la toxina botulínica inyectada directamente en las áreas de hiperhidrosis. “Se utiliza en casos de hiperhidrosis severa en axilas y en palmas. El efecto suele durar unos cuatro a seis meses. El inconveniente es el precio elevado, que las inyecciones son dolorosas, y en manos hay que tener mucha precaución para evitar la difusión de la toxina que puede dificultar la movilidad de los dedos”, advierte la jefa de Sección de Dermatología, del Hospital Universitario de Getafe.

Otra opción en el tratamiento de la hiperhidrosis es la iontoforesis, un aparato que hace pasar una corriente eléctrica suave a través de agua, en las manos o en los pies. “Esta corriente permite cerrar las glándulas sudoríparas. Se comienza con varias sesiones a la semana, y luego como mantenimiento una sesión cada una a tres semanas”, mantiene la miembro de la AEDV.

En último lugar se encontraría la cirugía, que en este caso se denomina según apunta simpatectomía transtorácica endoscópica, por la que, a través de una incisión en la axila, se accede a los ganglios que controlan la sudoración y estos se destruyen, de forma que se elimina la sudoración en las palmas, aunque con menor eficacia en las axilas. “Como inconvenientes son que, a veces, como consecuencia de la cirugía puede producirse una ‘hiperhidrosis compensatoria’ o un aumento de la sudoración en otras zonas como la espalda.

Según asegura la dermatóloga, esta patología no tiene curación definitiva, salvo en el caso de la intervención quirúrgica para la hiperhidrosis palmar.

“Cuando el estímulo son las alteraciones emocionales puede ayudar el tratamiento psicológico para el control emocional”, agrega.

Vía Europa Press