En 2020, Guyana podría crecer hasta en un 86% de su tasa anual según el Fondo Monetario Internacional (FMI) y avanzar hasta 14 veces más rápido que la economía china.
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Esto la convertiría en una de las naciones más prósperas per cápita del continente y la de mayor crecimiento del mundo.
Su veloz desarrollo se deberá a las reservas de petróleo encontradas recientemente en su subsuelo.
Las ganancias petroleras de Guyana serían equivalentes a lo que vende un exportador intermedio como Colombia, por lo que este país sudamericano podría beneficiarse provechosamente.
Sin embargo, el riesgo existente es de que la administración guayanés no pueda controlar su crecimiento y se ahorque sola con sus nuevas ganancias.
Esta región debe vigilar bien los pasos que da con su nueva posición, pues el descubrimiento de petróleo ha significado la condena de muchas naciones pequeñas.
De acuerdo al profesor Thomas Singh de la Universidad de Guyana:
“Con instituciones débiles, una cultura de corrupción, baja confianza y una severa escasez de capital humano… sería ingenuo esperar que Guyana pueda de alguna manera sobrepasar todas las dificultades para convertirse en una de las pocas naciones petroleras en desarrollo que logre su transformación económica y social con la riqueza que ha encontrado de repente”.
Guyana ha enfrentado en su historia reciente una serie de divisiones políticas y culturales, como la fragmentación de sus habitantes por sus raíces étnicas.
Desde su independencia, en 1966, este país ha tenido un crecimiento económico modesto, basado en las industrias azucarera y minera.
“No es que Guyana le vaya a competir a Venezuela por recursos de inversión en la industria petrolera, porque estos de todos modos no están dirigiéndose a la industria venezolana. Prácticamente no hay inversión extranjera en el petróleo venezolano en este momento”
… mencionó Marcelo D’Assis, experto de la consultora Wood Mackenzie.
