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TRáFICO

¿Por qué la gente está destruyendo los nuevos scooters eléctricos?

La nueva aplicación de scooters eléctricos que ha causado furor en Estados Unidos llega a México en medio de duras críticas.

Bird es una aplicación que funciona como todas las otras aplicaciones de renta de bicicletas: descargas una aplicación, relacionas una tarjeta de crédito o débito, encuentras tu vehículo, lo usas y luego lo dejas en un lugar designado. La única diferencia aquí es que en vez de una bicicleta, rentas un scooter eléctrico.

Los scooters eléctricos (también conocidos como patines del diablo) tienen un pequeño motor eléctrico con el que se impulsan hasta velocidades de 24 kilómetros por hora. El costo inicial de un viaje en la Ciudad de México es de 20 pesos y luego de 2 pesos por minuto. En total, puede ser más barato y mucho menos contaminante que tomar un taxi.

El cómico Lewis Black en el The Daily Show de Trevor Noah explicaba, de manera mucho más simpática, las ventajas de estos transportes:

“Admitámoslo: transbordar apesta, el metro huele a sexo de ratas, los autobuses están llenos de otras personas y el coche es imposible porque las calles están más tapadas que mi colon.”

Todo esto parece bastante accesible y cómodo. Entonces, ¿Por qué estos servicios de renta ha recibido tantas críticas?

Lo que sucede con los scooters eléctricos, a diferencia de las bicicletas, es que no han sido regulados con la misma atención. ¿En dónde tienen derecho a circular? ¿Pueden ir en la banqueta? ¿Necesitas tener una licencia para conducirlos? ¿Los pueden dejar botados en todas partes?

Bird y otros servicios similares, no han tenido la voluntad de regular sus servicios. Eso ha causado malestar y problemas legales en San Francisco, por ejemplo, en donde la gente ha comenzado a tomar cartas en el asunto. Por cuestiones de regulación, el gobierno local encerró cerca de 20 mil vehículos y muchos habitantes de la ciudad han comenzado a destruir estos objetos.

Las quejas van desde su presencia en la banqueta, los riesgos de accidentes, el hecho de que bloquean las rampas para discapacitados, que los usuarios no usan cascos y que, en general, no están regulados. Así, fuera de las luchas legales en las que se ha visto envuelta la joven compañía, han nacido cuentas de Instagram como Bird Graveyard que celebran la destrucción masiva de estos aparatos.


En esta cuenta se puede ver cómo la gente los tira al mar, les embarra heces fecales, los avienta de edificios, les corta el suministro eléctrico o los bota en basureros. Paralelamente, se han interpuesto demandas para que se regule su uso y estas compañías han desembolsado cientos de miles de dólares en multas.

A pesar del creciente odio que han causado, el CEO de Bird, Travis VanderZanden (que fue, antes de crear este servicio, el COO de Lyft, y un vicepresidente de Uber) explica que todo esto se debe a una incomprensión anacrónica:

“Todo lo que es nuevo asusta a la gente. Bird fue la primera compañía en rentar scooters eléctricos. (…) No creo que sepamos más sobre lo que necesita una ciudad que los que la dirigen. Pero creemos que siempre hay nuevas innovaciones que no todos conocen y que pueden ayudar a mejorar la vida urbana. Tal vez tenemos algo nuevo y único que nunca se ha probado, entonces tenemos que ponerlo a prueba para ver cómo funciona y cómo se regula.”

A pesar del odio de muchos y de los impedimentos en las políticas locales, los scooters han viajado más de 225 mil kilómetros en 30 días. Y Bird es una empresa que está creciendo rápidamente.

¿Ustedes qué piensan? ¿Estos aparatos sirven para disminuir el uso del automóvil y ayudan a aminorar nuestro impacto en el medio ambiente? ¿O son un abuso más por parte de Silicon Valley? ¿Nueva ventaja de transporte o nueva plaga?