La dueña de un gallo ha sido demandada porque el canto del ave resulta particularmente molesto para los vecinos.
Una corte deberá deliberar si el canto de un gallo constituye un delito que afecta a vecinos de la isla de Oleron, en Francia.
El canto matinal del gallo Maurice “desmañana” a una familia que tiene su casa vacacional en la isla. Es por ello que presentaron una queja a las autoridades locales, quienes citaron a la dueña para presentarse en la corte.
La situación ha provocado revuelo en Francia, país en que el gallo es un símbolo nacional.
Corinne Fesseau, la dueña del animal, considera injusta su situación.
Ellos vienen dos veces al año a la isla. Yo he estado aquí por 35 años.
El caso no es poco común y, de hecho, revela las tensiones que se viven en pueblos franceses. Mientras que la población rural de la región se reduce debido a que los jóvenes se van a las ciudades en busca de mejores oportunidades, cada vez hay más casas de descanso, propiedad de gente adinerada.
Existe el antecedente de Bruno Dionis du Sejour, alcalde de Gajac, en Gironda, quien ha salido a la defensa de los sonidos producidos por vacas, gallos y campanas. Son parte de la herencia cultural de los pueblos, según él.
Es humillante para la gente rural tener que ir a la corte porque alguien viene de otro lado. Cuando voy a la ciudad, no les pido que quiten los semáforos o los coches, dijo el político y exgranjero a AFP.
Para el alcalde, quienes se quejan de los ruidos son como “tontos que descubren que los huevos no vienen de los árboles”.
Lo que es inaceptable es que gente que no es de ahí trate de imponerse a expensas de la vida rural, concluyó.
Vía AFP
