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Galería: En shanghai celebraron un día de muertos muy mexicano

¡Michoacán llegó a China! Janitzio, Morelia, dulces, comida y bebidas fueron ofrecidas a alrededor de 120 personas en la ciudad de Zhujiajiao para dar a conocer, hasta el otro lado del Pacífico, las tradiciones mexicanas.

Pocas festividades mexicanas son tan emblemáticas como el Día de los Muertos.

Es por eso que quizá sea, junto con el tequila, una de nuestras mejores formas de darnos a conocer en el mundo.

Fue así como Michoacán se presentó en Zhujiajiao, en el distrito Qingpu en Shangai. La celebración incluyó música, altares, tecnología, comida y bebida para una multitud conformada por diplomáticos, influencers, vecinos y miembros de la comunidad de michoacanos que viven en Shangai.

 

Por lo general, creemos que no hay muchas cosas que nos unan cultural o históricamente con China: no hablamos un idioma “semejante”, no comemos lo mismo, no vestimos lo mismo y, tampoco, pensamos lo mismo. Sin embargo, desde nuestra comida, hasta lo que visten las “chinas poblanas”, y desde luego el desarrollo político y económico de varias regiones del país, no se pueden explicar sin la participación activa de China.

Cuando celebramos el Día de Muertos, lo hacemos a través de nuestras artesanías, nuestra comida y nuestra música, elementos que no podían faltar cuando esta festividad cruzara el Pacífico: tejidos, muñecas, trabajo en cobre, barro y manta; tapetes de aserrín multicolores, jaraneros y una recreación de los altares de Janitzio llenaron los ojos de los asistentes de colores y buenos deseos.

Gracias a la realidad virtual, incluso viajó todo un panteón a Zhujiajiao: de noche se recreó la festividad con esta tecnología para que los invitados descubrieran (o regresaran) a un momento en el que ocurre magia cuando, supuestamente, deberían de llorarse tragedias.

Una catrina dio la bienvenida a todos, coronaba un arco que imitaba el estilo colonial de muchas de las ciudades michoacanas, detallado con cempazúchitl y veladoras. Los mexicanos la saludaron con nostalgia, recordando quizá los altares familiares que dejaron lejos; los habitantes de Beijing la reconocieron por los grabados de Posada, por la imagen que retrató de ella Rivera o por lo omnipresente de sus huesos y su elegancia.

Cada año en México, en los muchos “barrios chinos” que hay en varias ciudades, celebramos con curiosidad y alegría, el Año Nuevo chino: dragones, pasteles, comida y música que nos son extrañas, pero, al mismo tiempo, conocidas. Esta vez les tocó a ellos.