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ARTE Y CULTURA

Frases y poemas para recordar a Amado Nervo

El próximo 24 de mayo se cumplen cien años de la muerte del poeta y diplomático mexicano Amado Nervo.

Perteneciente al movimiento modernista, Amado Ruiz de Nervo Ordaz fue autor de novelas, ensayos y poemas, además de miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, periodista y diplomático.

Se le considera uno de los poetas mexicanos más importantes de todos los tiempos.

Falleció a los 48 años en Montevideo el 24 de mayo de 1919 . Sus restos reposan en la Rotonda de las Personas Ilustres. Para conmemorar el centenario de su partida, reunimos algunas de sus frases y poemas más representativos.

FRASES

“El amor verdadero hace milagros, porque el mismo es ya el mayor milagro”

“Yo he vivido porque he soñado mucho”

“Si eres orgulloso conviene que ames la soledad; los orgullosos siempre se quedan solos”

“El alma es un vaso que sólo se llena con eternidad”

“La cordura y el genio son novios, pero jamás han podido casarse”

“La tristeza es un don del cielo, el pesimismo es una enfermedad del espíritu”

“¿Qué tiempo tienes tú para estar triste, si toda tu existencia es de los otros?”

“La vida es un relámpago entre dos largas noches”.

“En los ojos de una bella hay más de un misterio; hay dos: el dulce misterio de ella y el gran misterio de Dios”

POEMAS

Me besaba mucho, como si temiera…

Me besaba mucho, como si temiera
irse muy temprano… Su cariño era
inquieto, nervioso. Yo no comprendía
tan febril premura. Mi intención grosera
nunca vio muy lejos
¡Ella presentía!
Ella presentía que era corto el plazo,
que la vela herida por el latigazo
del viento, aguardaba ya…, y en su ansiedad
quería dejarme su alma en cada abrazo,
poner en sus besos una eternidad.

A una francesa

El mal, que en sus recursos es proficuo,
jamás en vil parodia tuvo empachos:
Mefistófeles es un cristo oblicuo
que lleva retorcidos los mostachos.

Y tú, que eres unciosa como un ruego
y sin mácula y simple como un nardo,
tienes trágica crin dorada a fuego
y amarillas pupilas de leopardo.

Retrato de Amado Nervo con su hija Margarita Dailliez en 1918. (Colección Familia Padilla Nervo, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes)

A Leonor

Tu cabellera es negra como el ala
del misterio; tan negra como un lóbrego
jamás, como un adiós, como un “¡quién sabe!”
Pero hay algo más negro aún: ¡tus ojos!

Tus ojos son dos magos pensativos,
dos esfinges que duermen en la sombra,
dos enigmas muy bellos… Pero hay algo,
pero hay algo más bello aún: tu boca.

Tu boca, ¡oh sí!; tu boca, hecha divinamente
para el amor, para la cálida
comunión del amor, tu boca joven;
pero hay algo mejor aún: ¡tu alma!

Tu alma recogida, silenciosa,
de piedades tan hondas como el piélago,
de ternuras tan hondas…
Pero hay algo,
pero hay algo más hondo aún: ¡tu ensueño!

El primer beso

Yo ya me despedía…. y palpitante
cerca mi labio de tus labios rojos,
“Hasta mañana”, susurraste;
yo te miré a los ojos un instante
y tú cerraste sin pensar los ojos
y te di el primer beso: alcé la frente
iluminado por mi dicha cierta.

Salí a la calle alborozadamente
mientras tu te asomabas a la puerta
mirándome encendida y sonriente.
Volví la cara en dulce arrobamiento,
y sin dejarte de mirar siquiera,
salté a un tranvía en raudo movimiento;
y me quedé mirándote un momento
y sonriendo con el alma entera,
y aún más te sonreí… Y en el tranvía
a un ansioso, sarcástico y curioso,
que nos miró a los dos con ironía,
le dije poniéndome dichoso:
-“Perdóneme, Señor esta alegría.”

Retrato de Amado Nervo, 1900 (Colección Familia Padilla Nervo, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes).

Pasas por el abismo de mis tristezas

Pasas por el abismo de mis tristezas
como un rayo de luna sobre los mares,
ungiendo lo infinito de mis pesares
con el nardo y la mirra de tus ternezas.

Ya tramonta mi vida, la tuya empiezas;
mas, salvando del tiempo los valladares,
como un rayo de luna sobre los mares,
pasas por el abismo de mis tristezas.

No más en la tersura de mis cantares
dejará el desencanto sus asperezas;
pues Dios, que dio a los cielos sus luminares,
quiso que atravesaras por mis tristezas
como un rayo de luna sobre los mares.