La ola de frío que golpea el noreste de Estados Unidos ha helado uno de los monumentos naturales más conocidos del mundo: las cataratas del Niágara, en el límite de Estados Unidos con Canadá.
Aunque los turistas han colmado las redes sociales con espectaculares fotografías de las caídas de agua solidificadas, el volumen de agua y su movimiento hacen que la congelación sea casi imposible.
Una pareja toma una fotografía de las cataratas del Niágara el 22 de enero de 2018 (Moe Doiron/Reuters)Los visitantes del monumento natural han colmado las redes sociales con fotografías de las imponentes cascadas a punto de congelarse. Sin embargo, el portal Niagara Falls USA, el volumen de agua que conforma las cataratas, combinado con el movimiento constante del río, hace que la congelación total sea casi imposible.
Cuando el invierno es inclemente, las populares caídas de agua en el límite entre Nueva York, Estados Unidos y Ontario, Canadá, llegan casi al punto de congelación.
Antes del año 1964, el hielo bloqueaba el flujo de agua desde río arriba, por lo que el volumen de agua en el lado estadounidense se reducía y llegaba al punto de congelación.
Después de la quinta vez en la que ocurrió el incidente, se agregaron barreras de acero para evitar la acumulación de hielo mediante un acuerdo bilateral entre ambos países.
Desde entonces, el río Niágara se congela como cualquier otro río o lago: el agua de la superficie se convierte en hielo, pero por debajo todavía fluye mucha agua.
Parte del agua puede congelarse justo al caer por las cascadas, formando una capa helada que puede tener más de 12 metros de largo. En otras secciones, el agua seguirá fluyendo como siempre.
Algunas capas de hielo muy gruesas se pueden formar sobre el río. Hace casi un siglo se podía caminar sobre un puente de hielo, convirtiéndose en una de las principales atracciones de invierno. Sin embargo, eso cambió cuando se perdieron tres vidas debido a la ruptura de una capa helada.