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FAMILIA

Abrazo de médico y abuelito internado por COVID-19 conmueve en redes sociales

El abuelito al que abraza el médico Joseph Varon comenzó a llorar porque quería ver a su esposa

Joseph Varon, jefe de personal en el United Memorial Hospital en Houston, Texas, se ha vuelto viral en redes sociales al aparecer en una imagen consolando a un paciente con COVID-19. De acuerdo con sus declaraciones, lo abrazó para que dejara de llorar.

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La crisis sanitaria representa un gran reto para el personal de la salud y una situación angustiosa para el resto del mundo. Aquellas personas que han dado positivo a un contagio, experimentan miedo y ansiedad ante el diagnostico, pues aún no existe cura contra la enfermedad.

A través de redes sociales han circulado diferentes imágenes que muestran a familias, amigos, parejas, pacientes, enfermeros, doctores y doctoras haciendo frente al SARS-CoV-2 y algunas de ellas logran viralizar los momentos en que unos se consuelan a otros ante la incertidumbre que genera el COVID-19.

Joseph Varon, médico del United Memorial Hospital en Houston, Texas, abrazó por este motivo a un paciente que no dejaba de llorar luego de saber que estaba infectado. Las imágenes de la reacción del sanitario se volvieron rápidamente virales.

El momento de la foto

Durante el Día de Acción de Gracias, Joseph vio a un abuelito salir de la Unidad de Cuidados Intensivos. Al acercarse a él vio que estaba llorando y al preguntarle por qué, el paciente le respondió “quiero estar con mi esposa”.

Joseph al no saber qué hacer, abrazó al señor y trató de consolarlo de esta manera. Más tarde confesó sentirse igual o más triste que él.

“Un paciente trató de escaparse por la ventana el otro día. Están tan aislados que quieren irse. Es muy triste… Tenemos tantos pacientes que a veces no podemos abrazarlos a todos, tomarles la mano o al menos tratar de ser más humanos… Mis enfermeras lloran en la mitad de la jornada”, narró el doctor.

La foto fue tomada durante el Día de Acción de Gracias. (Getty Images/Facebook)

De acuerdo a las declaraciones dadas por este doctor a diversos medios de comunicación, ha trabajado una jornada de 250 días sin descanso desde que el virus comenzó a propagarse, y asegura que las escenas de tristeza en las salas médicas son la parte más difícil del día a día.

“Mientras mi cuerpo responda, seguiré en la lucha por salvar vidas” aseguró.