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ARTE Y CULTURA

La filosofía azteca te podría ayudar a ser más feliz

¿Sabemos cómo guiaban su vida los antiguos Aztecas? ¿Alguno de ustedes ha escuchado de filosofía Azteca antigua? ¿La enseñan en la escuela?

Existe actualmente un enorme vacío académico en cuanto al pensamiento de diferentes civilizaciones antiguas en mesoamérica. En particular, gracias a códices y registros posteriores a la colonización, existe material extensivo para reflexionar sobre cómo pensaban los antiguos Aztecas, pero pocos parecen interesados en la filosofía antigua de esta parte del mundo.

Ese no es el caso de Lynn Sebastian Purcell, profesor asociado de filosofía en la Universidad Estatal de Nueva York (SUNY) en Cortland, EE.UU. Este académico ha dedicado su vida a investigar cuál era la tradición filosófica de los antiguos aztecas: ¿cómo pensaban? ¿En qué basaban sus creencias? ¿Con qué reglas morales guiaban sus vidas? Y los resultados a los que ha llegado son impresionantes…

El año pasado, Purcell publicó un artículo en la prestigiosa revista de divulgación científica Aeon, en el que explicaba qué es lo que pensaban los Aztecas y cómo podíamos aproximarnos a este pensamiento.

“Tenemos muchos volúmenes de sus textos grabados en su lenguaje nativo, el náhuatl. Si bien pocos de los libros precoloniales de tipo jeroglífico sobrevivieron a las quemas españolas, nuestras principales fuentes de conocimiento derivan de los registros realizados por los sacerdotes católicos hasta principios del siglo XVII”

En particular, Purcell se ha interesado en un pensamiento filosófico que poco o nada tiene que ver con el que fundaron, en Oriente y Occidente, Aristóteles y Confucio.

“Encuentro fascinante que los nahuas (aztecas) fueran otra cultura premoderna con una ética de las virtudes, aunque bastante diferente a la de Aristóteles y Confucio”

Y, a pesar de que grandes investigadores, como el antropólogo mexicano, Miguel León de Portilla y el estadounidense James Maffie han desarrollado los principios de la metafísica Azteca, pocos se han interesado en la moral de los Aztecas. Y es ahí en donde entra Purcell.

El investigador americano se ha enfocado, en particular, en el Códice Florentino, una compilación de vivencias y pensamiento azteca que realizó el misionero fransciscano Bernardino de Sahagún en el siglo XVI. En ese códice, hay un discurso de un regente azteca que es particularmente revelador sobre la forma en que se pensaba en esta cultura. En este discurso, se dice que el hombre vencedor es también el hombre que llora.

“Los aztecas no creían que hubiese ningún vínculo conceptual entre llevar la mejor vida que podamos por un lado, y experimentar placer o ‘felicidad’ por el otro”

Con esto, Purcell quiere decir que los aztecas se basaban en la idea de “la tierra escurridiza” para plantear la variabilidad de la suerte.

“Lo que querían decir es que, a pesar de tener las mejores intenciones, nuestra vida en la tierra es una en la que las personas son propensas al error, propensas al fracaso en sus objetivos y propensas a ‘caer’, como si estuvieran en el barro. Además, esta tierra es un lugar donde las alegrías solo llegan mezcladas con dolor y complicaciones.”

Por eso, los aztecas no pensaban que la felicidad se merecía o era una meta en sí. No por ser bueno, moral y justo quiere decir que vas a ser feliz. Como no por ser malvado, vas a ser castigado. Todos los humanos podemos errar… y seguramente lo haremos. Así, la idea de moral de mérito, completamente continental, no existía en el pensamiento azteca. Por eso, el objetivo de la vida no era la felicidad, sino la moral en sí. Vivir una vida digna de ser vivida era la meta fundamental de cualquier vida.

¿Pero qué es una vida bien vivida?

Según la BBC, Purcell encontró cuatro pilares para la vida digna en el pensamiento azteca: el cuidado del cuerpo (al parecer los aztecas tenían regímenes de ejercicio muy cercanos al yoga); el enraizarse consigo mismo (es decir, estar en contacto con sus pensamientos y sus sentimientos); el arraigo con la familia y la comunidad -muy diferente del individualismo racional europeo-; y el arraigo con teotl, una deidad que representa a la naturaleza.

A pesar de que el pensamiento azteca parece ser algo más lejano para nosotros que la filosofía griega clásica, es sumamente interesante observar otras formas de arraigo moral que no pasan, necesariamente, por la culpa. Tal vez haya enseñanzas importantes aquí, tal vez nuestros ancestros todavía pueden aprender a vivir un poco mejor.