A raíz de que la cuarentena provocó un incremento de las videollamadas, un investigador advirtió sobre un nuevo síndrome al que llamó “Fatiga por Zoom”.
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Las medidas de confinamiento impuestas para impedir la propagación del coronavirus SARS-CoV-2, han traído un aumento en el uso de videollamadas para estar en contacto, tanto con los compañeros del trabajo, como con familiares y amigos.
Para ello, recurren a diversas plataformas y aplicaciones, como Zoom, que es una de las más usadas a nivel mundial durante esta contingencia sanitaria.
Sin embargo, el uso constante de las videollamadas dio paso a un nuevo padecimiento, descrito como “Fatiga por Zoom” por el doctor británico Paul Penn, de la Facultad de Psicología de la Universidad de East London.
En su libro La Psicología del estudio efectivo, este investigador menciona algunas de las consecuencias que tiene en las personas la dependencia a las videollamadas.
Penn señala que las videollamadas pueden volverse tediosas ante la ausencia de señales no verbales (expresiones faciales, gesticulaciones y miradas), que por lo general están ausentes o distorsionadas.
“Estamos descubriendo que no nos gusta que sean un sustituto exclusivo del contacto cara a cara”.
… señaló el investigador.
Entre más personas participen en la videollamada, más complicado será evitar que la comunicación se vuelva fatigante. Esa situación de estrés y cansancio es lo que el psicólogo conoce como “Fatiga por Zoom”.
El doctor Penn agrega que predisponernos a enseñar nuestra mejor cara o vestimenta frente a la cámara, le quita espontaneidad a la comunicación, de por sí ya entorpecida por las características de esta tecnología.
Para desintoxicarnos, recomienda reducir el número de videollamadas a la semana.
