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SALUD

Estudio revela las enfermedades que ocasiona dormir mal

Para gozar de una buena salud, la cantidad de sueño recomendada una y otra vez por especialistas es ente las 7 y 9 horas en adultos menores de 65 años.

También es bien sabido que el trabajo, el estrés o la necesidad de hacer algo por la noche, en las horas ‘libres’, a menudo obliga a las personas a reducir es cifra notablemente.

Durante los fines de semana, la mayoría de los adultos trabajadores se aferran a la cama, como si esto compensara el sueño perdido durante los días laborables. La pregunta, sin embargo, es: ¿es esto suficiente?

En mayo de 2018, científicos de la Universidad de Estocolmo publicaron un reporte de estudio en el que se siguió durante 13 años la duración del sueño de 43,880 voluntarios y se relacionó con la posibilidad de experimentar muerte prematura.

Según el estudio, aquellos que recuperaban los fines de semana el sueño perdido entre semana tenían aproximadamente el mismo riesgo de muerte que los que dormían correctamente todos los días.

En 2016, un equipo de investigadores de la Universidad de Chicago demostró que la probabilidad de desarrollar diabetes es menor en los individuos que duermen más el fin de semana, en comparación con los que descansan poco todas las noches.

En ambos, se acuerda que dormir mal afecta muchos parámetros como el estado de ánimo, la salud cardiovascular o la probabilidad de desarrollar diabetes o un derrame cerebral.

Ampliando sobre la relación entre estos dos patrones de sueño, investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder hallaron, en un nuevo estudio, que dormir más en fin de semana puede también empeorar.

En el estudio, científicos reclutaron a adultos jóvenes que durmieron durante nueve noches, cinco horas durante la semana y las que quisieran durante el fin de semana, para volver al régimen de 5 horas diarias durante la siguiente semana.

Al final, los resultados comprobaron que aquellos que dormían cinco horas al día y luego aprovechaban el fin de semana para descansar aumentaron más de peso y tendían a tomar más refrigerios después de cenar.

La falta de sueño se relacionó con una disminución en la sensibilidad a la insulina de los participantes, lo que subía los niveles de glucosa en la sangre y reducía la capacidad del páncreas.

Sin embargo, al recuperar el sueño en el fin de semana, aumentó la cantidad de insulina y también la capacidad del páncreas para responder a los aumentos de glucosa.

No obstante, en cuanto tuvieron que volver a dormir solo cinco horas experimentaron una nueva bajada en la sensibilidad, entre un 9 y un 27 por ciento más grande que a anterior.