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CIENCIA Y TECNOLOGíA

Este es el perfil psicológico de los sicarios mexicanos

Una investigadora mexicana, llamada Arcelia Ruiz Vázquez, estudió el perfil psicológico de los sicarios mexicanos para su tesis doctoral. La estudiante entrevistó y aplicó pruebas a un grupo de personas encarceladas por homicidio y violencia organizada en Guerrero. Los resultados arrojaron cuatro perfiles: marginal, antisocial, piscopático y sádico. El 85% de los sujetos del estudio presentan los dos primeros tipos y sólo el 15% los últimos.

Los dos perfiles psicológicos más comunes entre los sicarios presos son el marginal y el antisocial, pues se relacionan con experiencias de precariedad material y falta de reconocimiento social.

  • Marginal: Agrupa a aquellos que nacieron en condiciones de pobreza extrema y que comenzaron a involucrarse en actividades criminales como medio de ascenso social. Ellos se encargan de labores sencillas, como cultivo, recolección y transporte de drogas. Al cabo de un tiempo, pueden realizar tareas más complejas, como cuidadores de casas de seguridad o cómplices de extorsiones y ejecuciones. Finalmente, cuando alcanzan un grado de insensibilidad relevante, pueden cometer asesinatos.

En cuanto a rasgos de personalidad, la investigadora señala que durante su infancia y adolescencia este perfil no presenta actividades disruptivas ni rasgos antisociales —como lo serían los comportamientos desafiantes o la comisión de delitos— y su motivación criminal es el crecimiento económico para saldar sus carencias, y posteriormente manifiesta una necesidad de aceptación y reconocimiento social”.

  • Antisocial: Suele provenir de zonas conurbanas y estar familiarizado desde su infancia con un ambiente delictivo. Es posible que un perfil psicológico de este tipo se origine en el seno de una familia disfuncional, donde las expresiones de violencia severa son algo común.

Este tipo de sicario incursiona en la vida criminal a muy temprana edad, uniéndose a pandillas y cometiendo delitos de bajo rango, como robos o menudeo de drogas”, señala la investigación.

Sus labores están relacionadas con un entorno familiar o social que rápidamente mide sus aptitudes para actos violentos, como los asesinatos. El desarrollo de una personalidad antisocial implica dificultades para adaptarse al entorno desde la infancia y una gran intolerancia a la frustración, la impulsividad, el hedonismo, la temeridad y la búsqueda de satisfacciones inmediatas.

La doctora Arcelia Ruiz Vázquez trabajó en el Centro de Readaptación Social de Acapulco, Guerrero, durante su investigación.

Las características más representativas de los perfiles piscopático y sádico son “rasgos de frialdad emocional, ausencia total de remordimientos, crueldad y falta de empatía”. Estos caracteres suelen tener habilidades congitivas más desarrolladas y buena capacidad para el liderazgo, por lo que sus tareas son más operativas y directivas.

  • Psicopático: busca aumentar sus bienes materiales, no para conseguir aceptación social o ascender de clase social, sino para aumentar sus ingresos.
  • Sádico: se distingue del anterior en tanto que su motivación criminal es causar sufrimiento a sus víctimas.

Este perfil se caracteriza por disfrutar el proceso de ejecución y eventualmente buscará mejorar sus técnicas de tortura para ampliar el dolor de la víctima con el fin de obtener mayor satisfacción; incluso puede realizar videograbaciones durante esos episodios para posteriormente recrearse con ellas”, explica la piscóloga.

La investigación concluyó que ciertos factores socioculturales podrían acelerar o impedir el desarrollo de cualquiera de estos perfiles. Debido a que resolver la pobreza en el país sería tarea de varios años, la especialista recomienda “entrenar integralmente a los jóvenes en el desarrollo de habilidades emocionales, afectivas y cognitivas que les permitan enfrentar factores de riesgo en su núcleo social y ser agentes de cambio en su entorno social.”