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ENTRETENIMIENTO Y ESPECTáCULOS

¿Sabes cómo hacer el famoso daiquiri de Hemingway?

Ernest Hemingway fue uno de los escritores más famosos del siglo XX, admirado a nivel mundial tanto por la crítica, como por sus pares y el público. Reconocido por su trayectoria en el cuento, la novela y el periodismo, el escritor estadounidense le dejó al mundo grandes obras, entre las que destacan Adiós a las armas, Por quién doblan las campanas, Muerte en la tarde, y El viejo y el mar. Esta última novela le valió el premio Nobel de Literatura de 1953.

Aparte de su impecable trabajo en la literatura, Hemingway fue un aventurero que vivió mucho tiempo fuera de su patria. Antes de formar parte de la Generación Perdida que dejó su huella en la escena parisina de la década de los 20, el escritor se ofreció como voluntario para servir en la Cruz Roja durante la Primera Guerra Mundial. En 1918 fue herido en Milán por la explosión de un mortero. Hemingway también fue a las corridas de toros en España, emprendió excursiones de cacería en África, fue enviado como corresponsal en la Segunda Guerra Mundial… y un largo etcétera.

Ernest Hemingway en Normandía, 1944 (Foto por Central Press/Getty Images)

“PAPA” HEMINGWAY EN CUBA

Pero si Hemingway alguna vez tuvo un hogar, es muy probable que éste sea Cuba. Cuando “Papa” Hemingway visitó la isla en 1939 -para tomar un descanso de sus labores como corresponsal en la Guerra Civil Española- el escritor rentó una finca a las afueras de la Habana, Finca Vigía. Aquí vivió con su tercera esposa, la periodista Martha Gellhorn, sus hijos y una docena de gatos. Hemingway iba y venía entre los Estados Unidos y Cuba mientras trabajaba en sus manuscritos, y no fue sino hasta unos años después que se asentó para bien en la isla, ya con su cuarta esposa, Mary Welsh.

Cuando no estaba de turista en Europa o de safari en África, Hemingway vivió en Cuba durante los años más problemáticos de la dictadura de Fulgencio Batista. A estas alturas, el escritor ya padecía varios dolores físicos (tanto por su accidente aéreo como por su abuso del alcohol) y emocionales (las muertes de varios de sus amigos artistas de la Generación perdida). Al momento en que la revolución de Fidel Castro conquistó el poder en 1959, Hemingway le dio su visto bueno en la prensa a la expulsión de Batista.

No fue sino hasta el año siguiente que Hemingway y su esposa tuvieron que dejar la isla, tras la amenaza de expropiación de toda propiedad extranjera en Cuba. En 1961, el gobierno de Castro confiscó los miles de libros que Hemingway dejó en Finca Vigía. Deprimido y harto de sus problemas de salud, ese mismo año, el gran escritor se quitó la vida en su casa de Idaho con su escopeta favorita. Fue un 2 de julio y tenía 61 años de edad.

https://www.youtube.com/watch?v=hK42niNv85Y

LA LEYENDA DEL DAIQUIRÍ, UNA DE TANTAS

En su presentación clásica, el daiquirí es un trago servido en un vaso de coctel. Antes de servir, se prepara en la coctelera con hielos, 50-60 mililitros de ron blanco, una cucharada de azúcar (o 20-30 mililitros de jarabe simple) y jugo de limón (porciones iguales de limón y azúcar para balancear). El daiquirí es hoy uno de los tragos más famosos del mundo y una de las bebidas emblemáticas de Cuba.

Su creación data de los años previos a la guerra hispano-estadounidense, en la que Estados Unidos terminó de expulsar a España del continente americano y se quedó con sus últimos territorios en el Caribe. En aquel entonces, un ingeniero de nombre Jennings Cox trabajaba en una mina hispano-americana en el pueblo de Daiquirí, no lejos de Santiago. Cuenta la leyenda que Cox le servía gin en sus fiestas a sus invitados norteamericanos. Pero cuando el gin se agotaba, no tenía otra alternativa más que el ron local. Para que su consumo sea más fácil, Cox le agregaba limón y azúcar a la fuerte bebida caribeña.

Un colega de Cox de nombre Giacomo Pagliuchi le sugirió el nombre de daiquirí, en honor a las playas cercanas a la mina. Alentado por el entusiasmo de sus invitados, Cox le llevó su invención al gerente del hotel Plaza de Santiago. El cantinero del hotel quedó tan encantado que le pasó la receta a algunos bares de La Habana, entre ellas, El Floridita. Es en este famoso bar que el daiquirí se convirtió en uno de sus estandartes.

My mojito in La Bodeguita, my daiquiri in El Floridita.

Durante su larga residencia en la capital cubana, Ernest Hemingway se volvió una figura constante entre los bares y cantinas de la Vieja Habana. El Floridita era uno de sus favoritos. Eso sí, el escritor nunca tomaba mientras trabajaba, pero si la literatura era una de sus pasiones, la coctelería no se quedaba atrás. Bloody Marys, martinis, mojitos… no había trago ajeno a los gustos de Hemingway, pero si hay uno que es casi sinónimo del famoso escritor, es el daiquirí. De hecho, hay una receta que lleva con orgullo su nombre.

El cantinero del Floridita sabía que Hemingway era diabético, por lo que un trago con azúcar quedaba fuera del menú. Pero Hemingway quería su daiquirí, así que el cantinero le inventó su propia receta:

  • 2 onzas (60) de ron blanco
  • 3/4 onzas (45 ml) de jugo de toronja
  • 1/2 onza (30 ml) de jugo de limón
  • 1/4 onza (15 ml) de licor Marrasquino

El ingrediente que sustituye al azúcar es el marrasquino, un licor de cerezas marrascas, y dada su historia en Italia, es muy probable que este ingrediente haya sido sugerencia del propio Hemingway. También hay recetas que llevan el nombre de “Papa doble”, la cual exige el doble de ron, para hacerle justicia a la reputación etílica del escritor. Ahora bien, si eres fan de lo dulce, no dudes en agregarle un poco de jarabe simple a la coctelera.

¡Salud!

(AP Photo/Desmond Boylan)