El martes pasado, 1 de junio, fue el tercer aniversario de la muerte de Razan al-Najar, una enfermera/paramédica palestina que fue asesinada por un elemento de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Esta semana, las redes sociales volvieron a difundir su historia en el contexto del conflicto entre Israel y Palestina.
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A inicios de junio, cada año, simpatizantes de la causa palestina comparten el caso de Razan al-Najjar, una joven de 20 años que se ofreció como voluntaria para trabajar de enfermera y paramédica durante la Gran Marcha del Retorno, una serie de protestas en la frontera de Gaza.
El 1 de junio de 2018, tres mil palestinos se presentaron en la frontera con Israel para manifestarse. Razan al-Najjar estaba en la vanguardia, asistiendo a un herido, cuando fue alcanzada por la bala de un francotirador, no obstante el hecho de que vestía una bata blanca de médico y se identificada como tal.
Entre el 30 de marzo de 2018 y el 2 de junio del mismo año, cerca de 25 palestinos identificados como personal médico fueron heridos o asesinados por los disparos provenientes de las FDI. Razan fue una cifra más en esta estadística, pero su historia alcanzó una mayor resonancia internacional ya que esta joven se había convertido en una celebridad local en el breve tiempo que estuvo de voluntaria.
Aunque las IDF intentaron presentar el caso como un accidente (una víctima de fuego indirecto), una investigación exhaustiva del New York Times concluyó que el asesinato de Razan y de otros paramédicos podría ser constituido como un crimen de guerra.
En 2018, el Coordinador Especial de las Naciones Unidas para el Proceso de Paz de Oriente Medio condenó el ataque y señaló que el personal médico no es un blanco.
