Scamp es un perrito que gusta de ayudar a su comunidad: frecuentemente, va como voluntario a hospitales y asilos de ancianos. Scamp no es como todos los perritos, Scamp fue recatado de la calle y es notablemente feo. Es por eso que se había ganado el apodo de Scamp the Tramp que se traduce como Scamp, el vagabundo: son notorios sus ojos saltones, su lengua salida y su cabello enredado. Pero, ahora, Scamp cambió su apodo por el de Scamp the Champ (Scamp el campeón) al coronarse en la 31 competencia del perro más feo que se llevó a cabo el viernes en California.
Wild Thang, ganador del segundo lugar del concurso. (AP Photo)
Por el escenario, pasaron decenas de perritos horribles. Entre ellos, Wild Phang, un pekinés que quedó en segundo lugar y Tostito, un chihuahua sin una oreja que se llevó el tercer puesto. Por ganar este concurso, la dueña de Scamp, Yvonne Morones, ganó un premio de 1500 dólares, la posibilidad de donar otros 1500 dólares a la caridad de su preferencia, un enorme trofeo y una aparición, en televisión, en el Today Show.
“Es Scamp the Champ y ya no Scamp the Tramp,” dijo Morones. “Creo que el público vio su hermoso espíritu y todo lo que le ha dado a esta comunidad.”
Scamp lleva cinco años viviendo con Morones desde que ésta lo rescató de la calle en 2014.
“Cuando íbamos de regreso para la casa, supe que había tomado la decisión correcta. Ahí estábamos los dos, dos extranjeros en un coche yendo a casa para empezar de nuevo. Bob Marley sonó en el radio con One Love y lo volteé a ver. Scamp estaba siguiendo el ritmo con la cabeza. Es como si hubiera sabido que ya tendría casa para siempre.”
Para llevarse su trofeo, Scamp tuvo que ganarle a 18 perritos especialmente feos. Y, al parecer, estos actos sirven, más allá de la fealdad de los hermosos competidores, para crear conciencia en torno a la adopción de perros. Porque todos los perros merecen amor, por más feos que sean.
