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SALUD

El cerebro de las personas ansiosas trabaja diferente al del resto

Para los especialistas del Instituto Weizmann de Ciencias, en Israel, el cerebro de las personas ansiosas funciona de manera distinta al del resto.

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Tras reclutar a 28 personas diagnosticadas con Trastorno Generalizado de Ansiedad (TAG, por sus siglas en inglés) y comparar su actividad cerebral con la de 16 voluntarios sin ansiedad, se descubrió que la forma en la que sus cerebros funciona muestra claras diferencias.

Por ejemplo, quienes sufren TAG etiquetan inconscientemente cosas inofensivas como amenazas. Esto tiene el potencial de empeorar la ansiedad, lo que se vuelve un círculo vicioso que dificulta la vida de esas personas.

El TAG es, de acuerdo a especialistas, una de las formas de ansiedad clínica más común y es en la cual el paciente se siente constantemente preocupado o ansioso aun cuando no existe razón aparente para estarlo.

El experimento que ayudó a sacar las conclusiones arriba presentadas, consistió en dos partes; entrenamiento y prueba.

En la sección de entrenamiento, cada uno de los participantes aprendió a diferenciar tres sonidos ligados a distintos tonos: ganar dinero (tono positivo), perder dinero (tono negativo) o nada (tono neutral).

Una vez aprendido cada sonido, se pasó a la segunda fase, misma en la que los investigadores tocaron 15 sonidos distintos para que los participantes tocaran un botón si reconocían alguno como uno de los tres aprendidos en la fase anterior.

En caso de reconocer algún sonido, ganaban dinero; en caso de fallar, lo perdían.

Para quienes no sufrían ansiedad, la estrategia fue la de evitar presionar el botón partiendo de la creencia de que la mayoría de los sonidos eran nuevos. En cambio, para la gente que sufría TAG, fue distinto.

La mayoría de los pacientes sintieron ansiedad durante la dinámica pues pensaron que ya habían escuchado cada tono nuevo que les fue presentado.

En esa prueba, los pacientes con TAG sintieron más ansiedad pues ya habían formado una impresión emocional fuerte con el conocimiento de que había ganancias o pérdidas de por medio.

En pocas palabras, sobregeneralizaron la nueva información como relevante.

Debido a que se usaron escáneres cerebrales durante ambas pruebas, se pudo constatar que los cerebros con TAG y los no ansiosos, se comportaron de manera muy diferente.

Los que no sufrían ansiedad se enfocaron en analizar información nueva y las personas con TAG mostraron una mayor activación en varias partes del cerebro asociadas con el miedo y la preocupación.

“Los rasgos de la ansiedad pueden ser completamente normales e incluso evolutivamente benéficos,” indicó el coautor del estudio Rony Paz en un comunicado publicado en la revista Current Biology.

Paz también dijo que en los cerebros con TAG, un evento emocional pequeño puede llegar a inducir cambios cerebrales capaces de generar crisis de ansiedad.

Estar ansioso durante un evento podría ser algo bueno pues la hipervigilancia que esta trae consigo ayuda a las personas a mantenerse alerta en situaciones de peligro; sin embargo, en situaciones consideradas “normales”, esa sensación no ayuda en nada.