En medios y redes sociales se habla de casos de disfunción eréctil en hombres que padecieron COVID-19. A continuación te presentamos qué han averiguado los expertos en salud al respecto.
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Hasta el momento solo existe evidencia anecdótica sobre la relación entre el COVID-19 y la disfunción eréctil, “no conocemos la escala del problema hasta este momento”, asegura a Los Angeles Times Ryan Berglund, médico urólogo en la Clínica Cleveland.
Para confirmar un vínculo entre ambas condiciones, es necesario hacer un estudio con hombres de la misma edad y con un estado de salud similar, explica Bralund. “Eso todavía no lo hemos tenido”, dice.
Disfunción eréctil y el covid largo
Por su parte, Emmanuele Jannini, profesor de Endocrinología y Sexología Médica de la Universidad de Roma Tor Vergata señala que no sería una sorpresa que exista una relación entre la enfermedad provocada por el coronavirus y la disfunción eréctil. De hecho este padecimiento podría formar parte del conjuntos de síntomas llamado actualmente de manera coloquial “covid largo”, que incluye dificultad para respirar, dolor en el pecho, palpitaciones y pérdida de los sentidos de olfato y gusto.
Jannini incluso sospecha que existe una mayor probabilidad de disfunción eréctil en hombres que padecieron COVID-19 que llegó hasta una neumonía, que puede desencadenar una inflación de los vasos sanguíneos.
En este punto es importante recordar que, a diferencia de otros animales, el pene del hombre no tiene un componente óseo, su erección depende exclusivamente del flujo sanguíneo, “así que cualquier cosa que afecte las arterias para que provea efectivamente de suficiente sangre para una erección puede provocar disfunción eréctil”, explica el experto en salud.
Además, Jannini señala a Los Angeles Times que es importante recordar que la disfunción eréctil puede servir de aviso de un potencial problema cardiaco relacionado con los problemas vasculares ya mencionados.
El también académico apunta otras posibles causas por las que el COVID-19 podría provocar disfunción eréctil: insuficiencia de oxígeno en la sangre, daños en las células de Leydig, que participan en la producción de testosterona; además la disminución del olfato puede reducir la excitación; y por supuesto, la depresión y ansiedad a consecuencia de la pandemia también pueden ser un factor clave en la afectación de la libido.
Son necesarios más estudios
En contraste a lo anterior, Bralund expone una situación por la que muchos hemos pasado: cuando uno se enferma es natural echarle la culpa de todos nuestros males a la enfermedad. Por lo que no sobra repetirlo: son necesarios más estudios para esclarecer los efectos a corto y largo plazo del COVID-19.
Mientras tanto, Bralund hace un llamado, especialmente a la población de adultos jóvenes, para que se vacunen. “Sugiero a la gente joven que se vacune: si quieren tener sexo, será mejor que se vacunen”.
