En Italia, un sacerdote fue detenido esta semana por la policía, acusado de desviar los fondos de su iglesia para organizar fiestas y comprar drogas, informaron medios locales.
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Previo al escándalo, el padre Francesco Spagnesi, de 40 años de edad, era un sacerdote muy querido en su comunidad de Prato, un pueblo ubicado cerca de Florencia.
En la actualidad el cura se encuentra bajo arresto domiciliario mientras la policía entrevista a 200 personas, sospechosas de haber asistido a las orgías que organizó en los últimos dos años. Hasta el momento, quince personas han confesado su participación en las fiestas clandestinas.
En una conferencia de prensa realizada el 14 de septiembre, la policía señaló que el padre Spagnesi empezó a figurar en su investigación cuando un amigo suyo fue sorprendido comprando un litro de GHB en un sitio en los Países Bajos.
GHB es una droga psicoactiva muy popular en la subcultura de fiestas y antros. En este contexto se conoce como una date-rape drug por la frecuencia con que se usa para violar a víctimas inconscientes.
El párroco y su cómplice buscaban a los asistentes de sus fiestas en aplicaciones de citas para personas de la comunidad LGBT. Ya en pleno bacanal, el sacerdote movía el producto entre sus invitados.
La otra otra cara del sacerdote
Además de tráfico de drogas, el padre Spagnesi es investigado de robar decenas de miles de euros, dinero proveniente de los fondos de la iglesia; esto incluye las donaciones que hacían sus feligreses en misa.
Giovanni Nerbini, obispo de la diócesis donde se encuentra la parroquia de Spagnesi, lamentó la situación que había derivado en la detención del padre. Hace algunos meses le había confesado que tenía problemas de adicción, pero ignoraba que estaba desviando fondos de la iglesia para este fin.
En su momento, el obispo le impuso a su sacerdote tratamiento psicoterapéutico y le pidió que se tomara un año sabático. Sin embargo, Spagnesi estaba atrapado en una crisis muy profunda.
“Entonces, y durante mucho tiempo, siguió siendo un problema personal”, dijo Nerbini, y agregó: “Pensé que estaba aplicando, junto con un servicio a la verdad y la justicia, un servicio a la caridad. En mi corazón quería salvar a la persona”.
